BRASILIA, Brasil.- El presidente Jair Bolsonaro afirmó este martes en una arenga ante sus electores en Brasilia que su investidura marca el día “en que el pueblo empezó a liberarse del socialismo” y de lo “políticamente correcto”. “Me presento ante todos ustedes en este día, como el día en que el pueblo empezó a liberarse del socialismo, a liberarse de la inversión de valores, del gigantismo estatal y de lo políticamente correcto”, proclamó el excapitán del Ejército tras recibir la banda presidencial del mandatario saliente Michel Temer.
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Desplegando una bandera verde-amarela de Brasil junto a su vicepresidente, el general retirado Antonio Hamilton Mourao, proclamó: “Esta es nuestra bandera, que nunca será roja”, levantando una ovación de los asistentes, que lo aclamaron al grito de "¡Mito! ¡Mito!”. Bolsonaro venció las elecciones de octubre con 55% de los votos, tras una campaña en la cual no solo fustigó al Partido de los Trabajadores (PT, izquierda y de bandera roja), que había ganado los cuatro comicios anteriores, sino también a un sistema político identificado con grandes escándalos de corrupción que afectaron a casi todos los partidos. El expresidente Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010), del PT, purga desde abril una pena de 12 años de cárcel y el mandatario saliente, el conservador Michel Temer, es objeto de tres denuncias por parte de la Fiscalía General. Tanto en el Congreso como frente al palacio, Bolsonaro agradeció a Dios por haber sobrevivido a la puñalada en el abdomen que durante la campaña le asestó un exmilitante de izquierda. El presidente estadounidense, Donald Trump, felicitó a Bolsonaro en un tuit por su “gran discurso” y afirmó: "¡Estados Unidos está contigo!”. Bolsonaro, a quien suele llamárselo “el Trump tropical”, no tardó en agradecerle por la misma vía: "¡Juntos, bajo la protección de Dios, aportaremos prosperidad y progreso a nuestros pueblos!”, escribió. En una nota publicada la semana pasada, el PT alegó que “aunque el resultado de las urnas es un hecho consumado, no representa un aval a un gobierno autoritario, antipopular y antipatriótico, marcado por abiertas posiciones racistas y misóginas, declaradamente vinculado a un programa de retrocesos de civilización”. Bolsonaro nombró un equipo de 22 ministros, entre ellos siete militares retirados. Para asegurar la gobernabilidad, deberá mantener la convergencia de los lobbies transpartidarios que le dieron un apoyo clave en la campaña: los grandes productores agrícolas, las ultraconservadoras iglesias pentecostales y los defensores de la flexibilización de la posesión de armas.
Eje EU-Brasil-Israel
Unos doce jefes de Estado y de gobierno asistieron a la ceremonia de investidura, entre ellos el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu y el secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo. No fueron invitados el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ni el de Cuba, Miguel Díaz-Canel, a los que Bolsonaro considera “dictadores” de izquierda. Bolsonaro ha prometido trasladar la embajada brasileña de Tel Aviv a Jerusalén, un paso que podría suponerle represalias comerciales de los países árabes, grandes compradores de carne brasileña. Ha dicho que quiere lazos más próximos con Estados Unidos e Israel, formando una suerte de nuevo eje que rompe con décadas de políticas de centro-izquierda que buscaron reforzar los lazos Sur-Sur, por lo general sin éxito, y posicionar a Brasil como una potencia capaz de dialogar con todos. También ha anunciado la salida de Brasil del Pacto Mundial para la Migración de Naciones Unidas y ha amenazado con hacer lo propio con el Acuerdo de París contra el cambio climático. RB
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