El Congreso de la Unión aprobó finalmente las reformas a la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación que, entre otras cosas, amplía la presidencia del Ministro Arturo Zaldívar Lelo de Larrea.
Con soberbia y arrogancia, las mujeres y los hombres de Morena y sus aliados determinaron hacer a un lado a nuestra Carta Magna y prefirieron ignorar que la designación del o la presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) sólo compete a los ministros que integran este órgano jurisdiccional.
Al prolongar el mandato de Arturo Zaldívar en la SCJN, sientan un precedente abrumador, el cual hace pensar que la misma aplastante mayoría legislativa, también podría extender el mandato del presidente de México y que el sexenio sea de más de seis años.
No es la primera vez que Morena y sus huestes muestran incongruencia y voracidad interesada. En 2016, cuando el Senado extendió el encargo de los magistrados electorales, Morena impugnó en la Corte la aprobación de otro artículo transitorio.
Alegaron que el Congreso era incompetente para modificar el escalonamiento una vez nombrados los magistrados y que la modificación violaba la autonomía e independencia judicial. Hoy, con el poder en sus manos, cambiaron de opinión.
Porfirio Muñoz Ledo —el experimentado político que ha militado en el PRI, el Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional, el PRD y ahora en Morena —, reapareció en el Palacio Legislativo de San Lázaro, tras un año de confinamiento por la pandemia de Covid-19.
El diputado Muñoz Ledo —fiel a su imagen de orador y polemista—, utilizó la tribuna legislativa en un infructuoso intento por convencer a la bancada de Morena de rechazar la ampliación del mandato al ministro presidente Arturo Zaldívar. También acusó a sus correligionarios de ponerlo al borde de la renuncia al partido oficial.
“Los muertos que queréis matar, gozan de cabal salud”, dijo al responder una de las 10 preguntas que le hicieron sus pares y que le tomó una hora y 24 minutos atender.
La burda actuación del partido en el poder es interesada y un hombre de leyes, como Arturo Zaldívar, quien otrora fue reconocido como un destacado constitucionalista, con una amplia trayectoria progresista y de derechos, hoy está en tela de juicio.
En dos entrevistas radiofónicas y más tarde en una carta pública, el presidente de la Corte evitó anticipar si aceptará o no mantenerse en la presidencia de la SCJN hasta 2024, pero sí utilizó esos espacios para afirmar que la extensión de su mandato nada tiene qué ver con el sexenio de más de seis años del ejecutivo.
“No tiene que ver uno con lo otro, el otro es un cargo de elección popular, éste es un transitorio que no alarga mi periodo como ministro en la Corte, lo que alarga dos años más es la actividad administrativa, de gestión de presidencia de la Corte, los paralelismos no se sostienen, los entiendo desde un punto de vista político, pero son supuestos extraordinariamente distintos”, aseguró.
Una vez publicadas las reformas en el Diario Oficial, corren 30 días para interponer acciones de inconstitucionalidad ante la Suprema Corte. Arturo Zaldívar se mantendrá al margen de la discusión y bastarán ocho votos de los ministros para validar la reforma y la prolongación de su mandato quedará firme.
El hombre que quiso pasar a la historia como el gran reformador del Poder Judicial —que terminaría con el nepotismo, tráfico de influencias, abuso de autoridad y sobornos—, parece caminar hacia el deshonor de su legado.