Paternidad responsable

16 de Noviembre de 2024

Hannia Novell

Paternidad responsable

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El embarazo de adolescentes no es un asunto de mujeres: es un tema de hombres y de mujeres, una responsabilidad compartida que no admite etiquetas sexistas ni prejuicios de género.

De todos los países del mundo, México ocupa el primer lugar en embarazos adolescentes. Eso significa que todos los días nacen más de mil bebés de niñas y adolescentes, cuya edad oscila entre los 15 y los 19 años.

La gravedad de los números obliga a reflexionar en torno a la urgente necesidad de utilizar las clases de orientación sexual para sensibilizar a niñas, niños y adolescentes. Necesitamos convencerlos de utilizar condones y otros métodos de anticoncepción para quedar a salvo de las enfermedades de transmisión sexual.

Pero también es imprescindible recordarles que el ejercicio libre de la sexualidad nos da acceso a momentos de placer, cierto, pero también a una serie de responsabilidades que son ineludibles.

En el ámbito social, persiste ese pensamiento colectivo que se basa en ideas preconcebidas sobre las funciones, gustos y actividades de un hombre y de una mujer y son los estudios, porcentajes y tendencias sobre temas específicos, los que nos ofrecen nuevas perspectivas.

El libro

Los claroscuros del embarazo, la maternidad y la paternidad en la adolescencia,

publicado por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en 2020,

nos permite dar un vistazo a la opinión de algunos hombres que se hicieron papás antes de los 20 años.

En principio, las y los investigadores confirmaron una regla que ha persistido a lo largo de décadas: en las parejas heterosexuales, los hombres son generalmente mayores que las mujeres. Sin embargo, entre menores de edad, la llamada

asimetría de poder

es un hecho decisivo que resulta en niñas y adolescentes que tienen hijos con jóvenes y hombres adultos.

Entre las niñas madres menores de 14 años, el 52% de sus parejas sexuales y padres de sus hijos tienen 13 a 19 años; en el 32% de los casos, son jóvenes de 20 a 24 y hay un 14% de señores de 25 a 45 años.

Entre quienes se hicieron madres de los 15 a los 19 años, en el 45% de los casos el padre fue un adolescente de 13 a 19 años, 40% un joven de 20 a 24 años, y 14% hombres de 25 a 45 años.

El estudio también revela que el 64% de las niñas y adolescentes madres siguen viviendo en pareja con el padre de su hijo; el 87% de quienes fueron papás entre los 18 y los 19 años, mantienen relación con su hijo aunque ya no viven en pareja. Esta proporción se reduce al 72% cuando los padres fueron menores de 17 años.

Los datos duros expuestos en esta entrega demuestran las nefastas consecuencias de mirar la vida desde la perspectiva de los estereotipos. En amplios sectores sociales permanecen vigentes una serie de etiquetas que señalan el rumbo y destino de las personas: las mujeres inician su vida sexual sólo para embarazarse y formar una familia, mientras que los hombres lo hacen para demostrar su potencia sexual y capacidad reproductiva.

Es tiempo de impulsar un cambio cultural que nos permita construir masculinidades positivas, superar viejos estereotipos y consolidar nuevos conceptos y comportamientos en torno al amor, el noviazgo y la familia.

Dejemos atrás los entornos de abandono, negligencia, pobreza, violencia y ausencia de figuras paternas. Las parejas, familias y comunidades del mañana merecen un nuevo escenario donde el amor, la vida sexual, los planes laborales, educativos y hasta residenciales sean decisiones que se tomen a partir de la abundancia, la generosidad y la esperanza.

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