BioNTech, la empresa biotecnológica que inventó la primera vacuna Covid-19 de ARN mensajero —misma que produce con la farmacéutica Pfizer—, emitió esta mañana un comunicado avisando que está juntando datos de laboratorio sobre la variante B.1.1.529 para determinar si es necesario reformular su vacuna, lo cual, aseguran, podría hacerse en cerca de 100 días.
Hasta donde se sabe, la variante que hoy fue nombrada Ómicron y considerada como “de preocupación” por la Organización Mundial de la Salud, tiene mutaciones en la proteína espiga (S) que podrían hacerla difícil de detectar para los anticuerpos generados contra variantes anteriores, por lo que podría escapar a la inmunidad desarrollada por las vacunas de ARN mensajero.
Moderna, la otra compañía que hace vacunas de ARN mensajero, también emitió un comunicado asegurando que Ómicron “incluye mutaciones observadas en la variante Delta que se cree que aumentan la transmisibilidad y mutaciones observadas en las variantes Beta y Delta que se cree que promueven el escape inmunológico”, por lo que sugieren dosis de refuerzo y también están estudiando si es necesario adaptar su vacuna.
BioNTech informó que espera tener la información “en dos semanas” y que harían el ajuste “si la variante se propaga a nivel mundial”, algo que hasta ahora no se puede saber si sucederá.
Desde que dieron a conocer sus vacunas,
Moderna, Pfizer y BioNTech informaron que podían adaptarse fácilmente a nuevas variantes. BioNTech y Pfizer afirman que la adaptación tomaría unas seis semanas y que podrían empezar a enviar los primeros lotes en 100 días.
Stéphane Bancel, consejero delegado de Moderna, asegura que ya están estudiando dos posibles adaptaciones “que fueron diseñadas para anticiparnos a mutaciones como las que han surgido en la variante Ómicron”; además de que están avanzando en una vacuna de refuerzo específica para Ómicron.
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