Biden analiza un boicot a los Juegos Olímpicos de Pekín 2022

28 de Noviembre de 2024

Biden analiza un boicot a los Juegos Olímpicos de Pekín 2022

Biden Estado de la Unión

US President Joe Biden looks on during a bilateral meeting with Canada’s Prime Minister Justin Trudeau in the Oval Office of the White House in Washington, DC on November 18, 2021. (Photo by MANDEL NGAN / AFP)

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MANDEL NGAN/AFP

US President Joe Biden looks on during a bilateral meeting with Canada's Prime Minister Justin Trudeau in the Oval Office of the White House in Washington, DC on November 18, 2021. (Photo by MANDEL NGAN / AFP)

Muchos funcionarios tanto del gobierno como de la oposición abogan por este boicot diplomático para denunciar la represión de los musulmanes uigures en Xinjiang

El presidente Joe Biden afirmó que está “considerando” un boicot diplomático de Estados Unidos a los Juegos Olímpicos de Invierno de Pekín, como se lo vienen pidiendo diversos actores políticos en el país.

Eso es “algo que estamos considerando”, dijo Biden a los periodistas mientras se reunía con el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau.

Los Juegos Olímpicos de Invierno de

Pekín

se llevarán a cabo del 4 al 20 de febrero próximo.

Varios halcones republicanos han instado a Biden a que anuncie un boicot total, tanto de parte de las autoridades y de las competencias deportivas, para denunciar la represión de los musulmanes uigures en Xinjiang, China, calificada de “genocidio” por el gobierno de Estados Unidos.

Muchos funcionarios tanto del gobierno como de la oposición, incluida la presidenta demócrata de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, y el senador republicano Mitt Romney, abogan por este boicot diplomático.

“Tengo la esperanza de que el gobierno envíe un mensaje contundente al Partido Comunista de China sin castigar a los atletas estadounidenses”, dijo Romney el martes.

China había protestado enérgicamente cuando Nancy Pelosi defendió esta medida en mayo.

La decisión de boicotear los Juegos podría conducir a un nuevo aumento de las tensiones diplomáticas entre las dos superpotencias, pocos días después de la cumbre virtual entre Biden y su homólogo chino, Xi Jinping, que supuestamente establecería “salvaguardias” para evitar que sus numerosas diferencias degeneren en conflicto.

Desde hace meses, el gobierno estadounidense busca la mejor manera de posicionarse frente a los Juegos de Invierno de febrero organizado por un país al que acusa de perpetrar un “genocidio” contra musulmanes uigures.

Varias organizaciones de derechos humanos acusan a

Pekín

de haber internado al menos a un millón de musulmanes en Xinjiang en “campos de reeducación”.

Las autoridades chinas denuncian sistemáticamente “la injerencia” de los occidentales que condenan esta situación, asegurando que son “centros de formación profesional” para apoyar el empleo y combatir el extremismo religioso.

El Washington Post informó el martes, citando fuentes cercanas al asunto, que se espera que la Casa Blanca anuncie próximamente su decisión. El diario precisa que el presidente Biden debería “aprobar” a finales de noviembre el boicot, que le fue recomendado formalmente por sus asesores.

El artículo del Post despertó inmediatamente reacciones positivas de muchos funcionarios, pero también las protestas de quienes quieren ir más allá del boicot a una competencia deportiva.

Iniciativas legislativas contra los Juegos de Pekín

En los últimos meses se han multiplicado las resoluciones y proyectos de ley en el Congreso de Estados Unidos, algunos dirigidos a castigar a las empresas que acceden a patrocinar los Juegos Olímpicos de invierno, otros pidiendo al Comité Olímpico Internacional que traslade la competencia a otro país.

“Estados Unidos debe instituir un boicot total y completo de los Juegos de Invierno. La amenaza a nuestros atletas y los crímenes contra la humanidad cometidos por China no nos dejan otra opción”, dijo el jueves el senador Tom Cotton, del ala dura del partido Republicano.

Por su lado, el Comité Olímpico Estadounidense se opone a una solución tan radical y explica que los Juegos son importantes después de meses de una pandemia.

Declaró que el boicot a los Juegos de Moscú en 1980 por parte de Estados Unidos y unos sesenta países más, y de los de Los Ángeles en 1984, por parte de la Unión Soviética y sus aliados, había demostrado que usar estos eventos como una “herramienta política” fue un “error”.