Beatriz Paredes: ‘Los mexicanos evitarán una elección de Estado’
En las elecciones de 2024 se define el destino de México para los próximos 30 años, asegura la tlaxcalteca, quien en entrevista ve dos rutas: o profundizamos el sistema democrático o nos hundimos en una regresión autoritaria
Hace medio siglo, Beatriz Paredes Rangel rompió moldes al convertirse en presidenta del Congreso de Tlaxcala con apenas 21 años de edad. Hoy, a punto de cumplir los 70, la senadora priista es la más veterana de las 19 figuras que buscan la candidatura presidencial para 2024.
El tiempo es relativo para la tlaxcalteca. Con cinco décadas de carrera política, Paredes tiene el mismo brío para denunciar que México corre el riesgo de una “regresión autoritaria”, que las Fuerzas Armadas no deben permanecer en tareas de seguridad pública y que los mexicanos deben movilizarse para acabar con las tentaciones de una elección de Estado.
Segunda mujer en ser gobernadora en México, testigo de las glorias y los descalabros del PRI, diplomática, bohemia empedernida, Beatriz Paredes sabe que su partido no es la mejor carta de presentación, pero pide a los detractores revisar su biografía y su trayectoria antes de decir que todos los priistas son iguales.
Este mes cumple 70 años. ¿Cuál es su balance personal y profesional?
—Pues no siento que vaya a cumplir esos años. Soy una persona que nunca se ha preocupado por la edad. Si me hubiera preocupado, no hubiera hecho tantas cosas desde muy joven. Imagínese. Cuando era yo muy joven, me llegaron a preguntar: “¿Tú vas a ser diputada a los 21 años, a poco ya te sientes preparada para ser líder del Congreso?. Es como si ahorita me preocupara porque soy una persona madura y con experiencia, la edad nunca ha sido mi tema, yo me siento permanentemente joven, permanentemente dispuesta a emprender.
¿Qué es la edad, entonces?
—La edad es una actitud ante la vida, es una disposición ante la vida, es estar permanentemente curioso, es tener un espíritu abierto, es estar dispuesto a comprender los cambios de la sociedad y estar dispuesto siempre a cambiar. Lo único que te da el que hayan pasado los años es que eres mucho más sereno para aquilatar las cosas que verdaderamente significan algo de las cosas que son superfluas.
¿Por qué elige lanzarse como aspirante presidencial justo en este momento que su partido atraviesa por una de sus mayores crisis?
—En primer lugar, porque más que mi partido, porque no lo es, es el partido en que milito, mi vida es México, México sí es mi causa, y nuestro país está pasando por un momento muy delicado, por un momento en donde me parece que las próximas elecciones federales van a ser definitorias para el mediano y largo plazos. Siempre se dice que las elecciones son muy importantes, quienes participan en las elecciones siempre dicen eso para que la gente participe. Yo pienso que en estas elecciones está en juego el rumbo de las próximas tres décadas de México, no sólo de seis años. Se dirimirá si profundizamos la democracia, si vamos avanzando en la evolución del sistema político, en la transición democrática o si vivimos una regresión autoritaria.
¿Diría que la emergencia fue lo que la motivó?
—Tomé la decisión cuando que me doy cuenta de que estamos en un momento crítico del destino nacional, de la evolución del sistema político mexicano, que corremos el riesgo de una involución y yo he estado involucrada en el esfuerzo de democratización del país de los últimos 30 años y me siento con el compromiso de seguir impulsando este esfuerzo democratizador.
El proyecto de nación del Frente Amplio por México está en proceso de elaboración, pero ¿qué debería contener esa plataforma, sí o sí, en materia de seguridad, educación y salud?
—Pues, en primer lugar, en materia de seguridad debería garantizarle a la sociedad que la presencia de las Fuerzas Armadas es transitoria y excepcional. No es una opción permanente ni es la manera correcta de conducir una estrategia de seguridad pública. En materia de educación, debería garantizar, con la plena participación de los maestros, el que los niños van a aprender y que los maestros van a enseñar, que habrá la dotación suficiente de presupuesto para que el sistema educativo mexicano esté a la altura de nuestro tiempo, de la era del conocimiento, de la era de la revolución científica y tecnológica.
“En materia de salud, se deberá reconstruir un sistema de salud, se deberá instaurar un sistema eficiente de salud pública, dándole prioridad a la salud preventiva y al primer nivel de atención, sin descuidar las grandes instituciones de salud. Y deberá hacerse un diseño creativo y útil de convivencia entre la salud pública y la salud impartida por particulares.
No más mañaneras
Dirigente nacional del PRI entre 2007 y 2011, Beatriz Paredes fue la encargada de recobrar la moral del partido después de la zapatiza que recibió en 2006, cuando Roberto Madrazo se convirtió en el peor candidato presidencial en la historia del tricolor. Su gestión le permitió al priismo recuperar gubernaturas y tener mayor presencia en la Cámara de Diputados tras los comicios intermedios de 2009, lo que encaminó al PRI al triunfo de 2012.
Sin embargo, la suerte le ha jugado rudo, pues ha tenido dos intentos fallidos por ser jefa de Gobierno de la Ciudad de México. En 2006, quedó en tercer lugar con 21 % de la votación, después Marcelo Ebrard (PRD, 46 %) y Demetrio Sodi de la Tijera (PAN, 27 % de los sufragios). En 2012, quedó en segundo lugar, aunque con un caudal de votos inferior (19 %); ese año el ganador fue Miguel Ángel Mancera (PRD, 63 % de la votación).
En caso de que ganara la elección presidencial, ¿de lo que distingue a la 4T, qué eliminaría y qué conservaría? Los programas sociales, la política de austeridad, las obras de infraestructura, el predominio de los militares…
—Lo que más distingue a la 4T son las mañaneras, amigo. Eso es lo que distingue a la 4T. Yo mejor pondría música en las mañanas y dejaría que los comunicadores hagan su trabajo. Yo trabajaría de Presidenta, creo que eso es esencial. Que los comunicadores sean quienes informen a México.
“Y haría una evaluación seria, rigurosa y objetiva de los programas sociales, desde luego insistiendo en que la responsabilidad constitucional que tienen las Fuerzas Armadas es suficientemente importante y hay que apoyarlos para que cumplan esa misión”.
Usted ha dicho que existe el riesgo de que haya una elección de Estado. ¿Podría decirnos las señales que ve? —En primer lugar, la repetida intervención a través de discursos, de opiniones y de descalificaciones del titular del Poder Ejecutivo en torno a los procesos electorales, y la embestida que hubo desde el Ejecutivo contra el árbitro electoral, contra el INE, desacreditándolo. Eso ya habla de una intencionalidad, de debilitar la fuerza de la institución encargada de organizar las elecciones. En segundo lugar, lo que contenía la iniciativa que pretendieron aprobar, la reducción de la cobertura del INE, desde luego beneficiaba la posibilidad de injerencia de gobiernos estatales o del gobierno federal. Eso me parecía extraordinariamente riesgoso.
En tercer lugar, la evidencia de la participación de los servidores de la nación en varias de las elecciones locales, que de repente dejan de ser servidores de la nación para ser promotores de Morena. En cuarto lugar, que el Presidente se haya vuelto cronista de los procesos internos de los partidos. Entonces son muchas evidencias, y es muy lamentable que lo que la sociedad mexicana y lo que los demócratas de todos los partidos, los demócratas de la izquierda de manera muy señalada, han logrado con enorme esfuerzo, con sacrificios, con exigencia, con insistencia, que las elecciones fueran organizadas por un órgano electoral autónomo, se haya puesto tanto en riesgo. Yo espero y exijo que los nuevos consejeros del INE estén a la altura de las circunstancias y del reto histórico de ser muy pulcros en el manejo de estas elecciones.
¿El país está en condiciones de frenar la posibilidad de tener una elección de Estado?
—Yo confío en los mexicanos. La mejor manera de expresar su convicción democrática es una gran participación, una presencia masiva, multitudinaria, saliendo a votar y que las propias personas cuiden que se respete su voto.
Estamos cerca de que termine la primera etapa del proceso de selección del Frente Amplio por México; termina la recolección de firmas y vienen los debates. ¿Ha habido equidad? ¿Hay presiones para declinar en favor de alguna figura?
—Mire, no sé si se pueda llamar presión al hecho de que todos los entrevistadores me preguntan si voy a declinar. Creo que el proceso ha tenido el gran problema de que la plataforma ha sido deficiente, tecnológicamente ha tenido muchos yerros. Para las personas como yo, que tenemos nuestra fuerza vinculada a los sectores sociales con menos recursos tecnológicos, a los campesinos, a las gentes de las regiones más apartadas, pues no es muy común el uso de celulares inteligentes, computadoras o iPads. Entonces nos ha costado más trabajo, pero estamos en la batalla, estamos listos, hemos avanzado, vamos a competir y vamos a alcanzar la candidatura.
Visión internacional
Exembajadora en Cuba y Brasil, Beatriz Paredes tiene una clara visión sobre la realidad latinoamericana. Fue presidenta del Parlamento Latinoamericano, es miembro del Inter-American Dialogue y del International Women’s Forum. Gracias a su activismo internacional, ha recibido condecoraciones como “Mujer que hace la diferencia”, “Mujer Hispana”, “Mujer en el desarrollo rural” y “Mujer del año”.
Aprovechando su experiencia como embajadora y su calidad de presidenta de la Comisión de Relaciones Exteriores América Latina y el Caribe del Senado, quisiera preguntarle ¿qué opina de las consideraciones que ha tenido el presidente López Obrador con los regímenes de Cuba, Venezuela y Nicaragua?
—Primero, yo no los equipararía. Son regímenes similares, pero no idénticos. Me parece que México tiene una tradición que se sostiene con la doctrina Estrada, que determina que la política exterior del país no tendrá injerencia en los asuntos internos de otros países, sino que será respetuoso de las decisiones que cada país tome sobre su forma de gobierno. Y eso forma parte de la tradición mexicana, que forma parte de nuestro marco constitucional.
“En paralelo, en la nueva época del país y en la evolución democrática del continente y de los organismos multilaterales, ha habido una corriente en la que los países se pronuncian por la prevalencia de los derechos humanos como un valor universal, y dentro de los derechos humanos, el ejercicio de la democracia. Entonces ahí México se enfrenta a paradojas porque tiene una tradición que lo lleva a ser respetuoso de las decisiones internas de cada país o de su forma de gobierno, y al mismo tiempo, al participar en convenciones internacionales que valoran los derechos humanos y el ejercicio pleno de las libertades individuales en cada país, también tiene la obligación de pronunciarse en torno a las violaciones a los derechos humanos.
“A mí me parece que cualquier régimen, de cualquier naturaleza, que viola los derechos humanos, tienen que rectificar, tiene que corregirse y que es importante que la prevalencia de los derechos humanos sea un valor de nuestras relaciones internacionales”.
¿Qué opina de las relaciones con Estados Unidos en los últimos cinco años?
—Estoy muy sorprendida de lo que me pareció simpatía entre el presidente Trump y el presidente AMLO. Nunca pensé que dos personas que aparentemente tenían ideologías muy distintas, pues parecía que simpatizaban entre sí. También estoy sorprendida de que lo que yo hubiera esperado como un gran encuentro entre Joe Biden y el presidente López Obrador no haya sido tan cercano como yo suponía. Te diría que estoy desconcertada.
De llegar a la presidencia, ¿qué cambios aplicaría a la política migratoria?
—De entrada, yo rechazo absolutamente la estrategia migratoria.
En materia de política migratoria no comparto lo que está haciendo el gobierno mexicano, no creo que México tenga por qué hacer la labor oscura, el trabajo sucio que le corresponde a quienes no quieren admitir a centroamericanos y latinoamericanos en su territorio. Me parece que tenemos que aprender a hablar del tema migratorio como adultos, encontrar soluciones de fondo entre Estados Unidos, México y América Latina. Tendríamos que hacer una gran cumbre sobre migración y diseñar franjas regionales de desarrollo y de empleo, en donde haya condiciones demográficas y de los ecosistemas que las hagan posibles. Me parece que tenemos que mirar como región, como hemisferio, el tema migratorio, y no sólo con una óptica limitada de que necesariamente causa tensiones en los espacios nacionales.
Volviendo a la política doméstica, ¿qué opina del rechazo de Movimiento Ciudadano para sumarse a la alianza opositora? ¿Qué le parece la consigna de que “con el PRI, ni a la esquina”?
—Yo tengo mucho respeto y aprecio por Dante Delgado. Hemos sido amigos prácticamente toda la vida. Creo que Dante tiene un análisis de la política mexicana que lo lleva a pensar que su partido puede caminar solo. Es una decisión de esta etapa. Hace seis años, cuando respaldó al candidato de Acción Nacional, tenía otra opinión. Parece que no le fue muy bien a MC entonces. Él ha tenido esta reflexión, es una apuesta, él piensa que la alianza de los dos partidos históricos no necesariamente es la mejor opción. La sociedad civil lo ha exhortado a que revalore esta posición, pero él insiste. Yo soy respetuosa de esa visión. Él tendrá que ir midiendo qué le piden sus correligionarios.
¿Qué mensaje les enviaría a esos mexicanos que, cuando les preguntan por cuál partido nunca votarían, señalan mayoritariamente al PRI?
—Las personas están por encima de los partidos, hay que analizar las biografías, hay que revisar los hechos, hay que conocer cuáles son las propuestas, porque a veces han votado por otros partidos, pero han votado por expriistas. El licenciado López Obrador fue priista connotado, en los candidatos de Morena varios fueron priistas. Me parece que la vida no se define por los partidos políticos, la vida se define por las actividades, por las biografías, por los valores. Creo que hay que fijarse más en los valores de las personas que en las siglas de los partidos.
En los procesos de selección de Morena y del Frente Amplio se han cometido ilegalidades, pero también han inyectado dinamismo a los partidos. ¿Le gusta lo que estamos viendo?
—Creo que todo lo que permita superar la etapa de las decisiones cupulares y de los dedazos, es conveniente. Lo que debemos esperar es el desenlace de ambos procesos. No me gusta adelantar opiniones hasta que haya desenlaces. Yo, como Santo Tomás, hasta no ver no creer.