Los miembros de la Junta de Gobierno del Banco de México decidieron que es momento de frenar el ciclo de alzas en la tasa de interés y mantenerla en 11.25 %, el nivel más alto de la historia desde que se mide el indicador.
La decisión fue unánime, aunque los funcionarios destacaron que los riesgos que han incidido en la formación de la inflación continúan presentes, pero varios de ellos se han mitigado y consideran que se ha entrado en una fase de “desinflación”.
Las expectativas del Banco de México sobre la inflación tuvieron un ajuste a la baja. Para el segundo trimestre esperan que el promedio sea de 6.0 %, por debajo del 6.3 % de la previsión anterior.
Asimismo, para el tercero y cuarto trimestre la mejoraron marginalmente, lo que abonó a hacer la primera pausa en los réditos.
Aunque aún falta ver cómo reacciona la economía del país y con el transcurso del tiempo se definirá si recortan o aumentan las tasas de interés, por el momento se ubican en un máximo que para los expertos está dañando el desempeño del consumo.
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Recientemente, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía dio a conocer el consumo privado, el que hacen los hogares y las empresas, y se observó que han bajado la velocidad del gasto, lo que se puede adjudicar a los altos costos del crédito.
Los aumentos en la tasa de interés que comenzaron en junio de 2021, cuando elevaron los réditos de 4.0 % a 4.25 %, ya no tuvieron freno hasta la reunión de este jueves. Durante el lapso de 23 meses, la Junta de Gobierno se reunió 16 veces, en las cuales en las primeras cuatro tuvo aumentos de 25 puntos base, pasando de una de 4.0 % hasta 5.0 por ciento.
Luego, en las cuatro juntas posteriores se dieron incrementos de 50 puntos base para elevarla a 7.0 %, cuatro más de 75 puntos base la elevaron hasta el 10.0 %. Las siguientes dos, correspondientes a diciembre de 2022 y enero de 2023, la elevaron otros 50 puntos en cada una, y dos más de 25 puntos. Un total de 725 puntos base, o llevarla a los 11.25 %.
Estos aumentos funcionaron como válvula de escape para las presiones inflacionarias, al reducir el atractivo de gastar con dinero prestado.
Aunque, en general, el panorama mejoró para poder hacer una pausa en los movimientos de las tasas de interés y que la inflación converja a la meta del cierre de 2024, el Banxico aún tiene en el radar riesgos al alza, como la persistencia de la inflación subyacente en niveles elevados; depreciación cambiaria ante eventos de volatilidad financiera internacional; mayores presiones de costos; y presiones en los precios de energéticos o agropecuarios.
El instituto encargado de velar por mantener el poder adquisitivo de la moneda considera que “el balance de riesgos respecto de la trayectoria prevista para la inflación en el horizonte de pronóstico se mantiene sesgado al alza”.
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