Por unanimidad de todos sus miembros, la Junta de Gobierno del Banco de México decidió mantener por segunda ocasión la tasa de interés en 11.25 %, a la par de que la inflación de la primera parte de junio mostró continuar con una tendencia descendente.
Mantener la tasa de interés es una buena señal, ya que se debe interpretar como el resultado de que las acciones implementadas por el Banco de México han funcionado, lo que, en el mediano plazo, de acuerdo con las estimaciones sobre la inflación, podría darse un recorte que traería un mayor consumo en el mercado interior y mayores probabilidades de una expansión económica.
“En México, desde la decisión de política monetaria previa, las tasas de interés de valores gubernamentales de corto plazo disminuyeron. Las de mediano y largo plazos mostraron movimientos acotados. El peso mexicano se apreció. La actividad económica ha mostrado resiliencia ante un entorno externo complejo. El mercado laboral continúa presentando fortaleza. El balance de riesgos para el crecimiento se encuentra equilibrado”, señaló en su comunicado el Banxico.
Aunque son buenas noticias para la economía mexicana, ya que el poder adquisitivo dejó de degradarse a un mayor ritmo a lo observado en 2022, el mercado cambiario reaccionó negativamente ante el resultado de la inflación de la primera mitad de junio y la decisión de política monetaria que se entremezcló con expectativas de aumentos en la tasa de interés de la Reserva Federal de Estados Unidos.
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El presidente del banco central estadounidense, Jerome Powell, ha explicado que aún consideran que la inflación en ese país está fuera del foco del 2.0 por ciento. En mayo, el reporte del Buró de Estadísticas Laborales reveló que los precios crecieron a una tasa anual de 4.1 %, aún al doble del objetivo de las autoridades.
Powell no descarta un aumento de 50 puntos base todavía en los réditos antes de cerrar el año, lo que reduce la brecha contra las tasas en México y quita atractivo a inversiones de cartera en pesos, y resulta en un debilitamiento de la moneda azteca.
El tipo de cambio mexicano concluyó las operaciones del jueves con una depreciación de 0.41 %, o de siete centavos, por lo que el dólar cerró en los 17.1865 pesos y se alejó del piso de las 17 unidades que varios analistas han puesto como objetivo para la moneda nacional. A pesar de los descalabros en esta semana para el peso, la divisa se mantiene en su mejor momento en siete años.
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