›En dos párrafos, el vocero mató la nota: la señora Rivera ya declaró la propiedad, y el señor Pierdant no ha celebrado contratos con el gobierno.
Viendo la marabunta de “memes” y la hiperreacción de las redes sociales al texto de un periódico inglés que trata de descubrir su propio escándalo presidencial, no puedo más que sorprenderme de cómo a este gobierno todo juicio es un prejuicio.
En no pocos círculos resulta común analizar de más algunas de las noticias más controversiales. El verter de teorías de la conspiración en ellas es habitual.
Esos teóricos que tanto gustan analizar los mensajes que hay en el color de las corbatas o el orden en que se sientan a la mesa de foros públicos personajes políticos son dados a publicar sus reflexiones y airearlas por distintos medios.
El escaso sustento sobre el que construyen sus análisis va siempre acompañado de oscuros financiamientos para que sucedieran los hechos como los vieron, intereses ocultos y manos que mueven los hilos de alguna que otra marioneta.
A pocas horas de la publicación de un artículo en The Guardian sobre una propiedad de Angélica Rivera que de inmediato reactivó las críticas por conflictos de interés, la Presidencia salió al paso con un mensaje de respuesta.
Puede uno creer o no el comunicado de Eduardo Sánchez –ya depende de las aficiones de cada quien–, pero de un plumazo evidenció la falta de rigor periodístico de quienes firmaron la pieza del medio inglés.
En dos párrafos, el vocero de Los Pinos mató la nota: la señora Rivera declaró la propiedad ya y el señor Pierdant no ha celebrado contratos con el gobierno ni participa en procesos en curso.
El estruendo de los disparos de The Guardian inundó las redes, pero no hubo fuego que apagar. Las balas eran de salva, pero tratan de matar reputacionalmente al gobierno federal y de paso al PRI.
Es tal la falta de sustento de la nota que inclusive los más críticos del gobierno ven en ella una fantochada, aludiendo alguno la “falta de probanza” del artículo.
No es la primera vez que el medio comete errores en reportajes recientes sobre nuestro país.
Si uno se calza los zapatos de los teóricos de la conspiración, habría que buscar entre los detractores de la administración de Peña Nieto el origen de información engañabobos creen que pueden ganar un Pulitzer, pero en realidad cargan salvas que terminan en algún rincón de la historia como parte del un anecdotario menor.
@lucianopascoe