Una nación dividida tras el gobierno de Donald Trump, la pandemia de Covid y una economía en crisis fueron solo algunos de los desafíos a los que Joe Biden se enfrentó en su primer año como presidente de Estados Unidos.
En el tema de la pandemia, Biden comenzó con un fuerte despliegue de vacunas que contrastó con las confusas políticas de Trump. El demócrata cantó victoria y declaró el 4 de julio como el día de independencia del virus, pero la variante Delta golpeó durante el verano, y cuando la Ómicron llegó en diciembre, su aprobación pasó de 69% al inicio de su administración al 46% en la actualidad.
En economía, Biden atribuye la aprobación de su plan de rescate por 1.9 billones de dólares el haber salvado al país de entrar en una espiral descendente en materia monetaria. Asimismo, convirtió en ley un paquete de infraestructura por 1.2 billones para puentes, carreteras, conexiones de internet y más.
Sin embargo, un paquete mayor para el clima y el gasto social, por 1.7 billones de dólares llamado “Build Back Better” (Reconstruir Mejor), murió en el Senado.
La bolsa de valores y el crecimiento del empleo alcanzaron récords en 2021, con la tasa de paro en 3.9%. Pero al mismo tiempo enfrenta una inflación de 7 por ciento.
Su intención de reformar la ley electoral, pensada para detener la discriminación contra los ciudadanos negros y la supresión de la participación ciudadana, también fracasaron en el Senado.
Biden reintegró a Estados Unidos al acuerdo climático de París y al intento multinacional de controlar la capacidad nuclear de Irán. También trató de acercarse de nuevo a los aliados más antiguos y fuertes de Estados Unidos en Europa, la OTAN y en toda Asia. Con ello revirtió el trabajo de Trump en las relaciones bilaterales, que llegó a tratar a países amigos como despiadados rivales económicos.
Finalmente, la salida de Afganistán puso fin a una fallida guerra de 20 años y era algo de lo que los presidentes anteriores solo habían hablado. Sin embargo, los peligrosos y caóticos días de la retirada dañaron la imagen de profesionalismo militar de Estados Unidos, convirtiendo lo que debió ser un momento de alivio en algo humillante.