Aunque la nueva subvariante BA.2.86 —la cual llamó la atención de la Organización Mundial de la Salud (OMS) a finales de la semana—, aún no es causa de alarma y puede que no llegue a serlo, esta o cualquier otra variante que surja no necesita ser más grave o virulenta “para causar muchas enfermedades y muertes”, han señalado expertos en la evolución del coronavirus SARS-CoV-2 .
Para Ryan Gregory, biólogo evolucionista de la Universidad de Guelph en Canadá, y quien siguió el desarrollo de las variantes desde las primeras que aparecieron, la Covid-19 aguda grave ya no es el principal problema, sino los impactos cardiovasculares, neurológicos, inmunológicos y de otros tipos asociados a las secuelas de la enfermedad o Covid larga.
“Tenemos mucha más inmunidad poblacional ahora que en 2020” o incluso que a principios de 2022, cuando apareció Ómicron, debido a las vacunas y las infecciones pasadas. “Pero la inmunidad es parcial y temporal, y en su mayoría previene la enfermedad aguda grave pero lo hace menos con la transmisión y la Covid larga”, señaló Gregory en su cuenta de Twitter, donde da a BA.2.86 el apodo de “Pirola”.
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El experto añadió que la mayor transmisión también puede ocasionar el surgimiento de nuevas variantes así como de híbridos y de complicaciones con otras enfermedades.
Por otra parte, hoy se publicaron dos investigaciones, una en la revista Nature Medicine y otra en el Journal of the American Medical Association (JAMA) que encuentran que la Covid larga puede durar hasta dos años después de que se padeció la infección aguda.
En particular el estudio publicado en Nature Medicine involucra a seis millones de personas (la mayoría como controles), y encontró que en personas que no fueron hospitalizadas cuando padecieron la fase aguda de Covid-19, el riesgo de muerte se mantuvo elevado hasta los seis meses, el de hospitalización se mantuvo elevado hasta los 19 meses y los riesgos permanecieron elevados para el 31 % de las 80 secuelas durante los dos años.
De acuerdo con Ziyad Al Alí, uno de los coatuores del estudio, esos riesgos que permanecen son los de padecer y trastornos pulmonares y de coagulación, fatiga, desórdenes gastrointestinales, trastornos musculoesqueléticos y diabetes.
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