BA.2.86, la subvariante de Ómicron que ha llamado la atención de la Organización Mundial de la Salud y de algunos expertos, fue evaluada por primera vez en un laboratorio, y resultó ser peligrosa, pues evade la inmunidad previa; pero no tanto, porque no parece ser tan infecciosa como otros sublinajes actuales.
Por los resultados obtenidos, la multitud de mutaciones que tiene BA.2.86 en su proteína espiga (S) le permiten evadir casi por completo la inmunidad de anticuerpos, ya sea que ésta se haya generado por infección o vacunación, hacia subvariantes previas, incluyendo por supuesto a las de Ómicron.
Sin embargo, Yunlong Richard Cao, uno de los autores de la investigación, señala que la infectividad de BA.2.86 parece ser mucho menor que la de, por ejemplo, XBB.1.5 o EG.5, las variantes que se están convirtiendo en dominantes a nivel global. BA.2.86 tiene alrededor del 40 % de infectividad.
La razón por la que Cao no dice simplemente que es menos infectiva es porque esto fue medido en el laboratorio con células en cultivo y no en la vida real con seres humanos, y cabe la posibilidad de que en este último escenario, el comportamiento sea distinto.
Al respecto, Ryan Gregory, uno de los principales expertos en la evolución del coronavirus SARS-CoV-2, pide recordar que XBB también evadía la inmunidad pero tenía una infectividad reducida (por una unión deficiente con el receptor humano ACE2) y que, aunque no hizo gran cosa, dio a origen a XBB.1.5 con una mejor unión ACE2 restaurada.
Gregory añade que habría que estar pendientes porque BA.2.86, de la que se han reportado 39 casos, sobre todo en Europa e Israel, pudiera tener mutaciones que la hicieran más infecciosa.
Por otra parte, según datos de los Centros de Prevención y Control de Enfermedades de Estados Unidos (CDC), las hospitalizaciones en ese país han crecido esta semana en un 19 %, aumento conducido sobre todo por EG.5 y por numerosos sublinajes de XBB.
36 mutaciones se han contabilizado en esta variante.
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