Apenas habían pasado tres años del movimiento estudiantil que había cimbrado a la sociedad de aquella época con sus exigencias de alto al autoritarismo, a la libertad de presos políticos y a la represión —y tan sólo tres meses de la matanza del Jueves de Corpus—, cuando un nuevo evento atrajo críticas y descalificaciones hacia los jóvenes.
El festival Avándaro, rock y ruedas, lo organizaron Luis de Llano, Armando Molina y Justino Compeán, quienes ignoraban que la convocatoria a un tímido rally se convertiría en el nacimiento y la elegía de los conciertos masivos en México.
Ante la masiva afluencia, en su mayoría de jóvenes, las competencias con los automotores fueron suspendidas, y se dio paso a la estridencia y la mezcla de ritmos que resonaron en ese pacífico valle del estado de México. Según las crónicas expuestas en el repositorio digital sobre movimientos sociales del M68 de la UNAM, el encuentro convocado para el 11 y 12 de septiembre de 1971, marcaba 25 pesos el boleto, cuatro pesos cada cerveza, dos más un refresco… pero el costo del surgimiento de un concierto que marcaría el rumbo de la censura del rock en México, no tenían costo.
Días de música. La convivencia fue total, entre los jóvenes de clase alta, los clasemedieros y hasta los hijos de los obreros, relatan las crónicas.
Así, el festival de Avándaro presentó una mezcla de, según lo dicho en el M68, “fresas”, “nacos” y “jipitecas”. Pero también otorgó un aire legendario a esta manifestación de contracultura de jóvenes con melenas largas, pantalones acampanados, y camisas con símbolos de paz o El Che Guevara.
La resaca tras dos días casi ininterrumpidos de música y desinhibición trajo la estigmatización desde los medios de comunicación, que describieron aquello como un aquelarre con titulares como: “No hubo carreras de autos, ¡fue de motos!”. El suplemento La Cultura en México de la revista Siempre!, apuntó: “El jueves por la mañana se estremeció el pueblo. Las madres escondieron a sus hijos, los comercios cerraron, el zócalo estaba abarrotado. (...) Largas filas de jóvenes enmarcaban la carretera México-Toluca. Los pulgares agitados y la V de Victoria se repetían a lo largo de la ruta”.
EL COSTO DE LA VIDA DESPUÉS DE AVÁNDARO
Hace 50 años con 1.2 pesos se compraba un kilo de tortilla o 100 gramos de carne. Ahora alcanza para mucho menos: