Fernando Ramírez

25 de Diciembre de 2024

Fernando Ramírez

Sólo faltaban dos años para que iniciara una nueva década y el orden mundial entró en una etapa de transformación; la juventud del mundo ya no quería ser ajena ni espectadora, demostró que podía ser protagonista
Aunque habían pasado pocas horas después de la matanza de Tlatelolco, el brazo represor del gobierno de Díaz Ordaz perseguía a alumnos y miembros del grupo de maestros democráticos afines al movimiento estudiantil, encerrándolos en el Palacio Negro
Inexplicablemente, el rector Javier Barros Sierra llamó a reanudar las actividades académicas, la sorpresa en la comunidad universitaria fue mayúscula y creó confusión, pero también, sin querer, provocó la reactivación del movimiento
Del ambiente festivo que reinaba semanas atrás entre los jóvenes, ahora se sentía en la atmósfera un inmenso vacío, una sofocante incertidumbre, un cierto miedo que helaba
Apenas se cumplía un mes del conflicto estudiantil y ya habían logrado sumar a su causa a universidades privadas, y a los artistas de la época que no sólo facilitaron la impresión de propaganda sino que su arte se convirtió en símbolo de resistencia
La efervescencia de aquel año que unía a jóvenes y trabajadores, y los convertía en protagonistas de la historia no podría explicarse de manera aislada
En esta primera semana de agosto toma forma el movimiento estudiantil mexicano, hermanando por primera vez a los estudiantes con los ciudadanos,
 que se aglutinan con la primera gran marcha bajo la consigna ¡Ya basta!