“Reitero que la situación es seria, grave”. Con estas palabras, Rafael Grossi, jefe del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), alertó de la delicada situación que se vive en la planta nuclear de Zaporiyia en Ucrania, durante la reunión de este día del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (ONU).
Los ataques en este sitio —de los que Rusia y Ucrania se acusan mutuamente— ha impedido que se inspeccionen sus condiciones, lo que aumenta el riesgo de una explosión nuclear que, a decir de expertos, podría superar a la registrada en Chernóbil. Por este motivo, Grossi aprovechó su intervención en el Consejo de Seguridad a través de una videollamada, e hizo un llamado a ambos países beligerantes para que permitan el ingreso de un equipo de expertos de la OIEA lo antes posible para evaluar la situación de la que es la mayor central nuclear de Europa.
La visita debe ser coordinada tanto con los gobiernos tanto de Moscú como de Kiev, que tiene que autorizar el acceso a ella, lo que dificulta su puesta en marcha, y con este objetivo, el propio Grossi se ofreció a liderar la misión. “Se necesita urgentemente”, puntualizó.
En el encuentro entre miembros de la ONU, Vassily Nebenzia, embajador ruso ante Naciones Unidas, acusó de nueva cuenta a las fuerzas ucranianas de bombardear la central con el objetivo de socavar su funcionamiento. Pero se sumó a la alerta al declarar que “hasta ahora los bombardeos no la han dañado seriamente. El efecto de la radiación en la planta nuclear está por el momento dentro de los límites. Pero si continúan, solo es una cuestión de tiempo”.
Por su parte, Sergiy Kyslytsya, embajador de Ucrania, recordó que “nadie puede parar el viento si lleva radiación, pero juntos somos capaces de parar a un estado terrorista y cuanto antes se haga, Europa y el mundo volverán a sentirse seguros de nuevo”. El país bajo invasión insistió en mantener esta región como una zona desmilitarizada, una propuesta que fue apoyada por Estados Unidos.
En el panorama bélico, Ucrania recibirá más apoyo armamentístico de Reino Unido, que le enviará sistemas de cohetes de lanzamiento múltiple (MLRS), y de Dinamarca, que hará entrega de 110 millones de euros (113.7 millones de dólares) para armas, equipos y entrenamiento.
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