La guerra en Ucrania fue parte de uno de los principales mensajes, pero no el único. La 78a Asamblea General de las Naciones Unidas tuvo lugar hoy entre preocupaciones como la crisis climática, propuestas de paz y señalamientos contra los países del norte global.
Uno de los primeros en tomar el micrófono fue el presidente estadounidense Joe Biden, quien en su intervención hizo un llamado para que la comunidad internacional ponga fin a la guerra en Ucrania. “Si abandonamos los principios fundamentales de la Carta de las Naciones Unidas para apaciguar a un agresor, ¿puede algún Estado miembro sentirse seguro de que está protegido?”, cuestionó.
Pero el demócrata también aprovechó para solicitar a la ONU que autorice una misión internacional en Haití, una petición que el propio António Guterres, secretario general del organismo, ha hecho.
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Tras el mensaje de Biden, el mandatario ucraniano Volodymyr Zelensky acusó a Rusia de utilizar el suministro de alimentos como arma en su guerra. “Hay un intento de Rusia por convertir la escasez de alimentos en el mercado mundial en un arma a cambio del reconocimiento de algunos, si no es que todos los territorios capturados”, fueron sus palabras.
Otra de las acusaciones del ucraniano fue la referente al traslado de niños ucranianos a territorio ruso, lo cual calificó como un genocidio.
El sur global alza la voz
Pero los discursos incendiarios corrieron a cargo de los países latinoamericanos. Uno de ellos fue el del presidente colombiano Gustavo Petro, quien señaló que “la humanidad ha perdido y ha avanzado sin titubeos hacia los tiempos de la extinción”. En su intervención, el político y economista acusó las invasiones e intervenciones militares en los países menos favorecidos.
“Se olvidaron que a nuestros países los invadieron varias veces los mismos que hoy hablan de luchar contra invasiones. Se olvidaron que por petróleo invadieron a Irak, a Siria, a Libia. Se olvidaron que las mismas razones que se expresan para defender a Zelensky son las mismas razones con las que se debería defender a Palestina”, fue parte de su duro mensaje.
Petro también habló seriamente sobre la emergencia climática, y fue enfático al explicar que para 2070, en su país “sólo quedarán desiertos”.
De manera similar, Luiz Inácio Lula da Silva, presidente de Brasil, expresó su preocupación por la amenaza climática, y propuso una mayor financiación por parte de los países más privilegiados.
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