“Asesino”, “autócrata”... la diplomacia de Biden, sin pelos en la lengua

25 de Noviembre de 2024

“Asesino”, “autócrata”... la diplomacia de Biden, sin pelos en la lengua

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US President Joe Biden speaks during a listening session with Georgia Asian American and Pacific Islander community leaders at Emory University in Atlanta, Georgia on March 19, 2021. (Photo by Eric BARADAT / AFP)

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ERIC BARADAT/AFP

US President Joe Biden speaks during a listening session with Georgia Asian American and Pacific Islander community leaders at Emory University in Atlanta, Georgia on March 19, 2021. (Photo by Eric BARADAT / AFP)
Foto: AFP

Durante los primeros días de su mandato, la política exterior de EU no ha escatimado en palabras duras

Joe

Biden

ha decidido

no

andarse con rodeos. El presidente estadounidense acusó a Vladimir Putin de ser un “asesino”

y

su equipo recibió a una delegación china con una salva de acusaciones, un estilo poco diplomático que ilustra su voluntad de resistir a los “autócratas”.

Tal vez se hubiera esperado una política exterior más tradicional del que fue durante mucho tiempo senador

y

luego vicepresidente, después de los inoportunos tuits

y

las atronadoras fórmulas de su predecesor Donald Trump.

Pero los dos primeros meses de su mandato,

y

más aún los últimos días, han marcado un tono fuerte.

Cuando un periodista le preguntó si pensaba que el presidente ruso era “un asesino”, Joe

Biden

respondió afirmativamente sin dudarlo.

Y a quienes se interrogaban sobre un posible desliz, la Casa Blanca aseguró que el presidente

no

se arrepintió de sus palabras.

Esta

no

es la primera vez que el demócrata dedica

duras

palabras

al jefe del Kremlin.

“Le dije claramente al presidente Putin, de una manera muy diferente a mi predecesor, que el tiempo en que Estados Unidos se sometió a los actos agresivos de Rusia (...) había terminado”, dijo a principios de febrero, poco después de la primera llamada telefónica entre ambos.

Biden

mostró la misma firmeza con el presidente chino, Xi Jinping. “Es muy duro”, “no

tiene ni una pizca de democracia”, dijo de él en febrero.

“Si

no

hacemos nada, nos aplastarán”, añadió unos días después, tras una llamada maratónica de dos horas con su homólogo.

Los “valores” de Estados Unidos

Aunque este lenguaje contundente a veces recuerda a Trump, el contexto es muy distinto.

“Trump tenía afinidades personales con los autócratas, con los ‘hombres fuertes’. Los admiraba”, dice Thomas Wright, integrante del grupo de expertos Brookings Institution.

“En realidad, Trump tenía un problema mayor con los aliados de Estados Unidos. Se enojaba más con sus aliados que con sus rivales”.

Desde que llegó al poder en enero, Joe

Biden

y su equipo han estado trabajando para seducir a los amigos de Washington

y

denunciar el “autoritarismo” de Moscú

y

Pekín.

Las palabras

duras

son parte de esta estrategia y una política exterior que ha hecho de la defensa de los derechos humanos

y

los “valores” de Estados Unidos una prioridad.

“Les preocupa ver el progreso del autoritarismo

y

piensan que las democracias deben trabajar más estrechamente para contrarrestarlo”, dice Wright a la AFP.

El presidente estadounidense también quiere organizar una “cumbre de las democracias” en una fecha aún

no

fijada.

Quizás lo más sorprendente es que su secretario de Estado, Antony Blinken, un diplomático a veces retraído, de la vieja escuela, saludó a los ministros de Relaciones Exteriores de China el jueves en Alaska con un discurso ofensivo, acusando a Pekín, frente a las cámaras de todo el mundo, de “amenazar la estabilidad mundial”.

"¡Estos modales están muy lejos de la etiqueta diplomática!”, reaccionó China.

Para Thomas Wright, esto “revela que la relación entre Estados Unidos

y

China se define por la rivalidad

y

la competencia”.

Para James Carafano, de la conservadora Heritage Foundation, Blinken tenía “toda la razón” en ser tan firme

y

la administración

Biden

no

tiene nada que perder al mostrar tanta dureza.

“Ser duro con Rusia o China reúne consensos tanto del lado demócrata como del republicano. Todo el mundo quiere ser duro” con estos oponentes de Estados Unidos, señala.

Carafano también nota una gran continuidad entre los primeros actos de los demócratas

y

los del exgobierno republicano, que se había opuesto a las dos potencias rivales incluso cuando el presidente Trump intentó escenificar su “amistad” con Vladimir Putin o Xi Jinping.

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