BUENOS AIRES, Argentina. Argentina cambió este martes a su presidente del Banco Central, en un movimiento sorpresivo justo cuando el país negocia con el Fondo Monetario Internacional (FMI) una ampliación del acuerdo alcanzado en junio por 50 mil millones de dólares y en medio de una huelga general. Luis Caputo, quien ocupó el cargo desde junio, anunció su renuncia mientras el presidente Mauricio Macri se encuentra en Nueva York, donde acude a la Asamblea General de Naciones Unidas. En seguida fue reemplazado por el hasta ahora viceministro de Economía, Guido Sandleris, un economista que ha trabajado para el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo, y cuenta con una amplia trayectoria académica con un paso por el FMI.
El objetivo principal del Banco Central es reducir la inflación. Trabajaremos para recuperar la estabilidad y previsibilidad de precios que la economía argentina tanto necesita”, declaró Sandleris al asumir este mismo martes.
Hasta agosto, la inflación en Argentina acumula 24.3%, una de las más altas del mundo.
Peso argentino se deprecia 2.20% tras renuncia
La moneda argentina bajó este martes 2.20% ante el dólar, tras la renuncia de Caputo. En una jornada de poco movimiento por una huelga general a la que adhirieron los empleados bancarios, el tipo de cambio cerró a 38.98 por dólar, con intervención del Banco Central que vendió divisas y a la espera de que se anuncie un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). En el centro financiero de Buenos Aires solo una casa de cambio está abierta, aunque con escasa clientela. “El día está muerto, no pasa nada”, dijo a la AFP una empleada del establecimiento. El nuevo presidente del Banco Central es considerado un cercano al ministro de Economía, Nicolás Dujovne, quien desde Nueva York lo elogió como una “persona brillante, preparada para ejercer este cargo con una enorme solvencia”.
Argentina va a mantener su esquema de tipo de cambio flotante, las tasas de interés positivas para ganarle a la inflación e incentivar el ahorro en pesos”, aseguró Dujovne.
Gabriel Torres, de la calificadora de riesgo Moody’s, consideró que la “abrupta” renuncia de Caputo “aumentará la volatilidad cambiaria en el corto plazo” y que Argentina necesita “la confirmación de los detalles finales del nuevo acuerdo con el FMI” para calmar las aguas. A la vez, el Fondo expresó su deseo de continuar la “estrecha y constructiva relación” con el Banco Central argentino y aseguró que se trabaja “intensamente con el objetivo de concluir las conversaciones a nivel técnico en muy poco tiempo”. Macri, quien está desde el fin de semana en Nueva York, se reunió el lunes con inversionistas y cenó con la directora gerente del FMI, Christine Lagarde. Desde enero, la moneda argentina se ha depreciado alrededor de 50%.
Inflación y desempleo al alza
Con las cifras macroeconómicas en declive -una contracción del PBI del 2.4% para este año, una inflación ya proyectada por encima de 40% y las tasas de interés en 60% anual-, el ánimo de los argentinos es cada vez más confrontativo. El desempleo sigue al alza, con 9.6% en el segundo semestre de 2018, y se calcula que el índice de pobreza que se anunciará esta semana romperá la tendencia a disminuir que traía y que la ubicó en 25% al cierre de 2017. Macri, un liberal de centroderecha, insiste en que Argentina no puede gastar más de lo que produce y se ha propuesto alcanzar un déficit primario cero para 2019. Para ello, necesita que el Congreso, en el que carece de mayoría, le apruebe el proyecto de presupuesto que introdujo la semana pasada. La presión de los sindicatos, que exigen ajustes salariales acordes con la inflación, es uno de sus principales obstáculos. “Queremos una mesa de diálogo con empresarios y gobierno para discutir problemas de pobreza, despidos, alimentarios y de jubilación. Hacemos un llamamiento para que el Congreso no vote el presupuesto”, lanzó este martes el dirigente sindical Pablo Micheli. EC