El programa Aprende en Casa, desarrollado por la Secretaría de Educación Pública (SEP) para enfrentar la pandemia de Covid-19, no tiene un marco de acción definido que permita evaluar su eficacia o cumplimiento durante su vigencia, así lo señaló una serie de documentos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) .
Juan Ramón Flores Gutiérrez, director de Comunicación Social de la SEP, mencionó que la pandemia “tomó por sorpresa a todos, pero que a pesar de las limitaciones se puso armar el programa en tiempo récord sin recursos extraordinarios”, pero que al tratarse de una emergencia se tuvieron que hacer modificaciones constantes.
La evaluación inicial de Coneval evidenció la falta de una matriz de indicadores para resultados que permitan conocer los alcances del programa, por lo que se limitó a dar una serie de recomendaciones para que algunos aspectos de esta estrategia se puedan implementar de manera permanente dentro del sistema educativo del país, lo que permitiría reducir las brechas sociales.
Uno de los principales hallazgos de este análisis apunta a los altos niveles de abandono escolar debido a las brechas tecnológicas del programa Aprende en Casa, así como la crisis económica que provocó la salida de miles de niños, niñas y adolescentes del sistema educativo para comenzar a trabajar.
Los resultados de la encuesta muestran que 80% de los padres de familia mencionó que el reto más importante que enfrentaron durante la educación a distancia fue contar con una conexión a internet o telefonía móvil para realizar las tareas de este modelo, y que estas dificultades están relacionadas con factores económicos de cada hogar.
Guillermo Cejudo, investigador académico del organismo, señaló que “así como la pandemia no es un hecho del que sólo podamos hablar en pasado, el regreso a clases tampoco es un proceso que podamos dar por concluido, ni el despliegue de herramientas tecnológicas como algo que ya ocurrió y ha dejado de ser relevante”.
El especialista señaló que la información de estos documentos es útil para que las políticas de educación futuras puedan adoptar este tipo de formación para “cerrar las brechas reales que no son consecuencia de la pandemia, sino de prácticas mal empleadas”.