Una sencilla arma de caza de 300 mil años de antigüedad, un palo arrojadizo de madera de dos puntas, revela que los primeros seres humanos tenían una gran maestría en la carpintería y que poseían técnicas más desarrolladas y sofisticadas de lo que se creía anteriormente.
El arma, encontrada hace 30 años en un área de la actual Alemania, es un trozo de madera de 77 centímetros que fue raspado, sazonado y lijado y probablemente fue utilizado para cazar animales de tamaño mediano como el corzo y presas pequeñas y rápidas, como liebres y aves que por lo demás, eran difíciles de atrapar. Este tipo de armas se lanzaban en forma similar a un boomerang y no como una jabalina moderna.
Foto: Imagen del palo arrojadizo de doble punta encontrado en Schöningen, Alemania. Foto Volker Minkus, CC-BY 4.0.
Dirk Leder, coautor de la investigación que se publica hoy en la revista PLOS ONE, señala en un comunicado de prensa que “el trabajo de la madera involucró varios pasos que incluyeron cortar y quitar la corteza, tallarla en una forma aerodinámica, raspar más superficie, sazonar la madera para evitar que se agriete y deforme, y lijarla para facilitar su manejo”.
“Sorprendentemente, aquellos primeros humanos demostraron la capacidad de planificar con mucha anticipación, un gran conocimiento de las propiedades de la madera y muchas habilidades sofisticadas para trabajar la madera que todavía usamos hoy”, agrega Annemieke Milks, del Departamento de Arqueología de la Universidad de Reading y quien dirigió la investigación.
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