A poco más de dos meses de declararse que los ganadores del premio Nobel de la Paz son dos periodistas, el panorama para la prensa no ha cambiado mucho, motivo por el que los galardonados María Ressa y Dmitry Muratov aprovecharon la ceremonia de entrega para recalcar la importancia de la libertad de expresión en sus países de origen y en todo el mundo.
“Vengo como una representante de todos los periodistas del mundo que se ven obligados a sacrificar tanto para permanecer fieles a nuestros valores y misión: traerles la verdad y hacer que el poder rinda cuentas”, fueron las palabras con las que inició María Ressa ante una audiencia reducida a causa de la pandemia, para inmediatamente recordar algunos de los periodistas asesinados o arrestados en los últimos años. Nombres como el de Jamal Khashoggi, quien fue desmembrado por el gobierno de Arabia Saudita en 2018, o Roman Protasevich, detenido tras lo que se considera el secuestro de un avión comercial en Bielorrusia este año, fueron recordados por Ressa, quien también agradeció la labor que realizan día a día los periodistas de todos los países.
Asimismo, la periodista de origen filipino aprovecho para dar a conocer la coalición #HoldTheLine, que reúne a 80 grupos de todo el planeta para defender la libertad de prensa y los grupos de derechos humanos. “Estamos parados sobre los escombros del mundo que fue, y debemos tener la previsión y el coraje para imaginar lo que podría suceder si no actuamos ahora y, en cambio, creamos el mundo como debería ser: más compasivo, más igualitario, más sostenible. Ha ocurrido la destrucción. Ahora es el momento de construir, de crear el mundo que queremos”, dijo.
Por su parte, el ruso Dmitry Muratov, alertó sobre el retroceso de la democracia a nivel global. “El mundo se ha decepcionado de la élite del poder. El mundo ha comenzado a convertirse en dictadura. Tenemos la ilusión de que el progreso se puede lograr a través de la tecnología y la violencia, no a través de los derechos humanos y las libertades”, denunció.
Asimismo, el editor en jefe del periódico ruso Novaya Gazeta recordó algunas de las masacres que ha vivido, como la de la guerra de Chechenia, en la que observó vagones de tren repletos de cuerpos no identificados de soldados y oficiales que no pudieron ser reconocidos debido a la violencia con que fueron asesinados.
Muratov finalizó su discurso subrayando la importancia de seguir realizando periodismo libre para garantizar la libertad y los derechos humanos. “Somos el requisito previo para el progreso. Somos el antídoto contra la tiranía”, dijo, antes de agradecer también a su colega María Ressa.