El gobierno sudafricano buscó este miércoles desplegar a cerca de 25.000 soldados para contener la violencia iniciada hace casi una semana, en medio de temores de escasez de alimentos y combustibles por las interrupciones en la agricultura, fábricas y refinamiento de petróleo.
Cifras oficiales indican que 72 personas han muerto y más de mil 200 fueron detenidas desde que el expresidente Jacob Zuma comenzó a cumplir una sentencia de 15 meses de cárcel, desatando protestas que rápidamente se volvieron violentas.
Los saqueos golpearon las cadenas de distribución y el transporte, especialmente en la provincia sureña de KwaZulu-Natal, de Zuma, afectando la distribución de bienes y servicios en todo el país.
El gobierno dijo que el miércoles se registraron 208 incidentes de vandalismo y saqueos.
Ante ello, la ministra de Defensa, Nosiviwe Mapisa-Nqakula, dijo al parlamento que había “presentado una solicitud para desplegar aproximadamente 25.000" soldados. El envío de tropas debe ser autorizado por el presidente.
La ministra no detalló cuándo las tropas estarán en las calles.
El gobierno ha enfrentado presión para aumentar el número de soldados para contener la violencia que golpea a una economía ya debilitada.
El organismo regulador de bienes de consumo calculó que más de 800 comercios han sido saqueados.
El presidente Cyril Ramaphosa se reunió con dirigentes de los partidos políticos y les advirtió que partes del país “podrían enfrentar pronto escasez de productos básicos por las interrupciones en las cadenas de abastecimiento de alimentos, combustibles y medicinas”.
El operador estatal de logística Transnet declaró el miércoles una emergencia fuera de su control en una línea férrea clave que conecta a Johannesburgo con la costa, debido a la inestabilidad.
En la ciudad portuaria de Durban, cientos de personas hicieron fila frente a una tienda de alimentos horas antes de que abriera, mientras vehículos hacían fila en las estaciones de combustible, observó un fotógrafo de AFP.
Este martes, la principal refinería del país cerró su planta en Durban, que abastece un tercio del consumo de combustible en Sudáfrica.
“Es inevitable que tengamos escasez de combustible en los próximos días o semanas”, dijo Layton Beard, de la Asociación de Automóviles.
Crisis humanitaria masiva
En Soweto, un poblado de Johannesburgo, el pan se vendía desde un camión repartidor frente a un centro comercial, debido a que las tiendas cerraron por saqueos o por temor al vandalismo.
Los saqueos “comprometieron seriamente nuestra seguridad energética y alimentaria”, advirtió Bonang Mohale, rector de la Universidad de Free State.
La violencia también interrumpió la vacunación contra el coronavirus y la entrega de medicinas en los hospitales, dijo Mohale.
El país, que ha registrado más de 2,2 millones de contagios, enfrenta una brutal tercera ola de covid-19.
Christo van der Rheede, director ejecutivo de AgriSA, principal organización nacional de agricultores, dijo que los productores luchan por llevar sus cosechas al mercado en medio de dificultades logísticas.
Aseguró que si no se restablecen pronto la ley y el orden, “vamos a tener una crisis humanitaria masiva”.
En tanto, cañaverales fueron incendiados en KwaZulu-Natal, principal zona azucarera del país, mientras en otros lugares hubo robo de ganado.
Despliegue de tropas
Ramaphosa inicialmente desplegó solo 2.500 soldados a inicios de la semana para apoyar a la policía, pero los planes cambiaron rápidamente para aumentarlos a 25.000.
Mientras tanto, pobladores locales comenzaron a formar grupos de vigilantes para proteger la infraestructura en sus barrios.
Un grupo de operadores de microbuses se armaron el miércoles con palos y armas de fuego y golpearon brutalmente a sospechosos de vandalismo en el poblado de Vosloorus, en el sureste de Johannesburgo.
Las imágenes de vándalos cargando refrigeradores, televisores de pantalla grande, microondas y cajas de alimentos y bebidas han sido un choque visceral para muchos sudafricanos.
El nuevo rey de la comunidad zulu, Misuzulu Zulu, dijo que la violencia causó “gran vergüenza” entre su gente.
“Este caos está destruyendo la economía, y son los pobres los que más van a sufrir”, alertó el monarca, quien tiene influencia moral sobre los zulu, pero no poder político.
Los saqueos comenzaron poco después que el expresidente Zuma, considerado por muchos como un defensor de los pobres, comenzó a cumplir su condena.
Zuma fue sentenciado el 29 de junio por la Corte Constitucional por negarse a declarar ante una comisión que investiga la corrupción que proliferó durante su gobierno.