La falsificación de medicinas es un fenómeno que en las últimas décadas se acentuó y extendió de forma global y que afecta tanto a medicamentos de marca como a medicamentos genéricos.
Incluso la Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que el 10 % de los fármacos vendidos a nivel global son apócrifos, pues la falsificación se basa en métodos flexibles que imitan muy bien a los productos legales.
Al respecto, el Instituto de Seguridad Farmacéutica, organización sin fines de lucro, analizó datos de incidentes con respecto a siete regiones del mundo, al registrar un aumento de cuatro mil 629 casos en 144 países; aunque en el último año hubo un aumento de 628 situaciones relacionadas con la falsificación de medicinas.
En cuanto a la distribución geográfica de las incautaciones de productos farmacéuticos falsificados, el mayor número se registró en la región de América del Norte, con tres mil 29 unidades; seguida de Asia-Pacífico con mil 738 y América Latina con 934 productos apócrifos.
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Es importante señalar que las regiones que se vinculan con más frecuencia a incidentes no son necesariamente aquellas con programas de aplicación e inspección débiles. Más bien lo contrario, es gracias a estas regulaciones que los países de estas regiones identifican los delitos farmacéuticos y a las inspecciones de las agencias reguladoras de medicamentos.
El orden de estas regiones, según el Instituto de Seguridad Farmacéutica, se debe a la eficacia con que los países de estas regiones identifican los delitos farmacéuticos mediante la actividad policial y las inspecciones de los organismos reguladores de los medicamentos. Lo que significa que los medicamentos piratas, en países con poca supervisión ni siquiera son detectados.
Es por eso que en los últimos años se han asociado entre 300 mil y hasta un millón de muertes al año las relacionadas con la falsificación de medicinas; y ni siquiera se tiene información clara acerca de la identidad o el origen del producto.
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