Una veta de oro que ya está explorando el equipo del presidente Andrés Manuel López Obrador para obtener recursos, son las cuentas inactivas que por decenas tienen los bancos y que suman varios miles de millones de pesos. De acuerdo con la ley, si una cuenta permanece sin movimiento tres años, se considera en revisión, tres años después las instituciones financieras deben enviarlas a la beneficencia pública; pero no en todos los casos llegan a ese punto, porque en el camino, a veces, hay empleados bancarios que han logrado burlar el sistema y se las apropian. Dicen los que saben que Presidencia piensa modificar la ley para supervisar más a los bancos en estos procedimientos y que los recursos declarados inactivos se envíen ahora a la Tesorería, para subsanar los faltantes de presupuesto.