En su quinto informe de Gobierno, desde Campeche, el presidente Andrés Manuel López Obrador presumió que México es el tercer país con la tasa de desocupación más baja en el mundo, y que se tienen a más de 22 millones de trabajadores inscritos en Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) con un sueldo promedio de 16 mil 284 pesos mensuales.
Sin embargo, se olvida de que la Población Económicamente Activa (PEA) está conformada por 60 millones de mexicanos y que la informalidad laboral aumentó en el último año y alcanzó los 32 millones 293.3 mil de trabajadores, de acuerdo con cifras del Inegi.
La informalidad laboral es la carencia de las garantías mínimas de ley para el trabajador, como la seguridad social, utilidades, aguinaldo, vacaciones pagadas, entre otros aspectos que deben garantizar el bienestar de un empleado.
Además, el presidente presumió las remesas, que este año cerrarán sobre los 60 mil millones de dólares y mencionó que esto ayuda a las familias más pobres del país; pero lo que no mencionó es que este dinero no es producto del desempeño de nuestro país, sino que es un efecto del dinamismo económico, principalmente, de Estados Unidos, de donde llega el mayor monto de dólares por esta vía.
Aunque se ha avanzado en los ingresos, tanto por el aumento al salario mínimo y por las transferencias de gobierno, esto no es suficiente para que la mayor parte de los integrantes de una familia deban buscar un empleo que ayude a cubrir las necesidades básicas de un hogar.
Según cifras del Inegi, en México hay 13.1 millones de personas que ganan hasta un salario mínimo y otros 16.3 millones de trabajadores entre uno y hasta dos salarios mínimos, lo que significa que hay más personas en la precariedad laboral que los que tienen un sueldo como el que señala el mandatario en los sueldos registrados ante el IMSS.
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