Sin que lo cuestionaran, el presidente Andrés Manuel López Obrador salió a la defensa de su hijo José Ramón López Beltrán, quien vivió en una mansión en Texas propiedad de un exfuncionario de la petrolera Baker Hughes, contratista del gobierno mexicano.
López Obrador no negó que su hijo vivió en una mansión de un millón de dólares en Conroe, Texas. “En este gobierno no tienen influencia mis hijos, no se le da contrato a ningún recomendado”, argumentó.
“En el asunto del matrimonio, pues ahí está complicado meterse, ellos se casaron y al parecer la señora tiene dinero, pero no tiene nada qué ver con el gobierno. Ni un contrato, ni una recomendación, no somos iguales”, insistió.
De acuerdo con una investigación realizada por Latinus y Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad, la mansión habitada por López Beltrán y su esposa pertenecía a un alto ejecutivo de Baker Hughes, empresa texana que firmó un contrato por 85 millones de dólares con Pemex el 19 de agosto de 2019.
Baker Hughes, acusada de sobornar a petroleras
La Comisión de Bolsa y Valores (SEC, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos acusó a la petrolera Baker Hughes —contratada por el gobierno mexicano— de sobornar a funcionarios de la empresa estatales de Kazajistán.
Según un boletín de la Comisión, la empresa texana pagó 5.2 millones de dólares a dos agentes para sobornar a funcionarios gubernamentales de Kazakhoil, compañía petrolera nacional de Kazajistán, y recibió un contrato de servicios en el campo petrolero Karachaganak que generó 219 millones de dólares entre 2001 y 2006.
También pagó a otro agente para conseguir la adjudicación de un contrato químico con KazTransOil, operador nacional de transporte de petróleo de aquel país.
Según la acusación de la SEC, Baker Hughes realizó también pagos a funcionarios gubernamentales en Nigeria, Angola, Indonesia, Rusia y Uzbekistán.
La empresa accedió a pagar 23 millones de dólares en restitución y prejuicio de dichas infracciones y una sanción civil de 10 millones de dólares.
›De acuerdo con una investigación realizada por Latinus y Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad, José Ramón López Beltrán, hijo del presidente Andrés Manuel López Obrador, vivió en una mansión en Conroe, Texas, valuada en 20 millones de pesos, que era propiedad de un alto directivo de Baker Hughes.
Más tarde, se mudó a otra residencia recién construida en la localidad Cypress, que fue valuada en 7.6 millones de pesos, a nombre de su esposa Carolyn Adams, quien ha trabajado en empresas del sector petrolero y energético.
La empresa texana firmó un contrato por 85 millones de dólares con Petróleos Mexicanos el 19 de agosto de 2019.
Sin que nadie lo cuestionara durante la conferencia matutina, el Presidente abordó el tema, al que calificó como “escándalo”, y defendió a su hijo; sin embargo, no negó que López Beltrán y su nuera vivieran en ambas mansiones en Houston.
“En este gobierno, no tienen influencia mis hijos, no se le da contrato a ningún recomendado”, defendió.
“En el asunto del matrimonio, pues ahí está complicado meterse, ellos se casaron y al parecer la señora tiene dinero, pero no tiene nada qué ver con el gobierno. Ni un contrato, ni una recomendación, no somos iguales”, se deslindó.
López Obrador calificó de “mercenario” al periodista Carlos Loret de Mola; apuntó que la conductora Carmen Aristegui comparó los hechos con el escándalo de la “Casa Blanca” del expresidente Enrique Peña Nieto; y también descalificó el trabajo del payaso Brozo.
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