En un asunto que es meramente técnico, el presidente Andrés Manuel López Obrador mandará una comitiva a Estados Unidos para que visite a la autoridad aeronáutica de ese país y convencerles de un cambio en la categoría de la aviación civil mexicana.
“Ya se está avanzando bastante. Van a viajar precisamente este fin de semana a Washington el encargado de despacho de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SICT), el subsecretario y el responsable de la aviación, porque hay un encuentro que tienen en Estados Unidos para procurar que regresen la categoría más alta”, dijo durante su conferencia matutina.
La delegación mexicana de alto nivel ofrecerá cambios a la Ley de Aviación Civil para tratar de ajustar o empatar los criterios entre los dos países. Ya el gobierno del presidente López Obrador ha enviado al Congreso de la Unión una nueva reglamentación y leyes que buscan resarcir las deficiencias del sistema actual.
La aviación civil de México fue degradada de categoría 1 a la 2 por la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos (FAA, por sus siglas en inglés), lo que significa que las aerolíneas mexicanas no pueden trazar nuevas rutas entre ese país y el nuestro, lo que limita la expansión de la industria aeronáutica. El 25 de mayo de 2021, la aviación civil de México perdió la categoría 1, ya que las autoridades estadounidenses consideraron que los responsables mexicanos no cumplían con los mínimos estándares de seguridad en varias áreas.
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Un año después de la pandemia, en 2021, el gobierno de México recortó en 22.3 %, o para ser exactos en 104.4 millones de pesos el presupuesto de la Agencia Federal de Aviación Civil, afectando a la plantilla laboral, ya que una de las preocupaciones de las autoridades estadounidenses era que no se contaba con el personal necesario para llevar a cabo las tareas de seguridad. Desde la llegada de la administración morenista, los recursos asignados a la aviación civil han ido en declive. Pasaron de 594.5 millones en 2018 —aún la gestión del expresidente Peña Nieto—, para después en el primer año del presidente López Obrador bajarla a 502.7 millones de pesos y así subsecuentemente en retracción. Para 2022 hubo un aumento respecto a 2021; sin embargo, es mucho menor a lo asignado en el último ejercicio del sexenio anterior.
La FAA realizó una auditoría entre febrero y octubre de este año y determinó que las autoridades mexicanas no habían hecho lo mínimo para cumplir y poder recuperar la categoría 1, por lo que se haría una nueva revisión hasta el siguiente año, lo que pone contra la pared a la aviación civil mexicana, pero también a su proyecto emblemático del presidente López Obrador, el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), ya que no puede trazar rutas nuevas desde allí para arribos y despegues desde y hacia Estados Unidos, lo que le ha impedido que tenga mayor movilidad. Las aerolíneas estadounidenses si pueden llegar al AIFA, pero no están interesadas en hacerlo, por lo que al gobierno le urge poder recuperar la categoría 1 para que las empresas mexicanas puedan hacerlo.
La organización de Aviación Civil Internacional (OACI) sostiene que la aviación civil de cada país debe de ser independientes tanto en lo operativo como en lo financiero, situación que no sucede en México, y entre las observaciones de la auditoría de este año de la FAA lo señala como punto a mejorar, por lo que las autoridades mexicanas están dispuestas a hacer las modificaciones necesarias.
Entre las propuestas, está el término “fatiga”, que sería importante a la hora de operar, lo que daría mayor seguridad y reduciría los riesgos en la operación aeronáutica del país. La aviación civil de México se encuentra en una recuperación que ha estado acotada por la degradación y la no creación de nuevas rutas entre los países más integrados económicamente del mundo.
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