Fue el 7 de diciembre, cuando Perú inició una de sus más grandes crisis política. El entonces presidente Pedro Castillo disolvió al Congreso, pero mientras intentaba resguardarse en la Embajada de México, el profesor indígena fue destituido y detenido por “incapacidad moral”.
Desde entonces, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, se ha volcado en una defensa del izquierdista, a tal grado que ofreció a su esposa, Lilia Paredes, y a sus dos hijos asilo político, y el 21 de diciembre llegaron a nuestro país.
Sin embargo, casi un mes después de la crisis en Perú estaba previsto que López Obrador y todos los miembros de la Alianza del Pacífico acudieran a dicha nación para realizar la cumbre y que México entregara la presidencia a Castillo. Pero la reunión se canceló y hasta ahora, la presidencia sigue en manos de la administración lopezobradorista, uno de los tantos conflictos que existen entre ambas naciones.
“No quiero entregar a un gobierno que considero espurio. No quiero legitimar un golpe de Estado”, dijo el Presidente de México hace dos semanas, cuando los enfrentamientos con el gobierno peruano estaban a tope.
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Por varias semanas, el tabasqueño ha mantenido su postura de que Castillo fue víctima de grupos conservadores y de la oligarquía que buscaban su destitución y de no reconocer el gobierno de la presidenta Dina Boluarte, nombrada tras la destitución de Pedro Castillo.
“Fue un golpe del conservadurismo, de los mandamases que, como los de México, son clasistas, racistas y muy corruptos”, ha señalado López Obrador en distintas ocasiones, sobre los encargados de despojar del poder al izquierdista peruano.
Pero el viernes pasado, la presidenta Boluarte anunció el retiro definitivo del embajador de Perú en México, Manuel Gerardo Talavera Espinal, quien llegó al cargo apenas en 2021.
“El señor López ha decidido afectar gravemente las bicentenarias relaciones de respeto mutuo, amistad, cooperación y voluntad de integración que, históricamente han unido al Perú y México, al privilegiar afinidades ideológicas el menoscabo de importantes procesos de integración que benefician a nuestros pueblos, como la Alianza del Pacífico.
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Teniendo en cuenta lo anterior, he dispuesto el retiro definitivo de nuestro embajador en los Estados Unidos Mexicanos y, de esta manera, las relaciones diplomáticas entre Perú y México quedan formalmente a nivel de encargado de negocios”, dijo la Presidenta ante la televisión peruana.
Pero este lunes, el presidente López Obrador respondió. Aseguró que él no puede aceptar toda la farsa que ha significado la destitución de Pedro Castillo porque no se respetó la voluntad del pueblo. Y afirmó que, la oligarquía peruana está saqueando los bienes naturales, como el gas y los recursos mineros.
“Y necesita tener un títere, un pelele, un gobernante a modo, y un Congreso también, como lo padecimos aquí nosotros durante más de 30 años, que todas las reformas a la Constitución que se hicieron fue para favorecer a una minoría rapaz y entregarles los bienes públicos”, acusó.
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