Estaba feliz, o al menos eso quería aparentar. El martes había sufrido una gran derrota, que se intentó cubrir con un pequeño triunfo. Pero no le era suficiente. La oposición le había ganado una.
“Bueno, pues vamos a empezar con un informe sobre la reforma electoral”, dijo con una sonrisa que se tornaba falsa, primero quería recordar lo que no se había aprobado. “Como era de esperarse, se rechazó la reforma constitucional porque los partidos, el bloque conservador, no quieren que los ciudadanos elijan a los consejeros, eso fue lo que rechazaron”, remarcó.
En la primera sesión, la Cámara de Diputados, aunque de mayoría morenista, no logró las dos terceras partes para aprobar la reforma electoral, fueron 269 votos a favor contra 225 en contra. Sus cabilderos le fallaron, no consiguieron sumar votos, pero él ya lo sabía. Es más, ya estaba resignado desde semanas antes.
Ni la contramarcha con más de un millón 200 mil personas logró en el Congreso la aprobación de los cambios en materia electoral, la disminución de los costos de las elecciones y de presupuesto para el Instituto Nacional Electoral (INE), tampoco la disminución de diputados, ni que los consejeros del INE sean propuestos por los poderes y elegidos por los ciudadanos, en palabras del propio Presidente.
Por la mañana, Adán Augusto López fue el encargado de llevar hasta San Lázaro el plan “b” de su líder. En la segunda sesión, ya de madrugada, fue la prioridad. Ante la primera derrota, tenían que aprobar sí o sí la segunda opción del mandatario.
En ‘fast track’, los legisladores aprobaron las reformas a leyes secundarias en materia electoral con el voto de Morena y aliados, y ante el abandono de la Cámara baja de diputados del PAN, PRI y PRD.
Sin embargo, la oposición advirtió que buscará ante otras instancias que no se realice esta reforma, otro punto que el mandatario ya sabía que pasaría, pero que dijo confía sea la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) quien lo defina.
Su celebración fue a medias, pero resaltó los beneficios de la aprobación, aclarando que son “parciales” ante los amparos que podrían presentarse.
“También es importante que no se abandone esta lucha, que sea tema de discusión en la próxima campaña presidencial para seguir impulsando la democracia, que se mantenga esta demanda de que sea el pueblo el que elija a los consejeros del INE, no los partidos”, resaltó en su desangelada celebración.
Tras la aprobación del plan B electoral del presidente López Obrador, la misión electoral de la OEA aseguró que México no necesita una reforma en el sector, toda vez que con el actual sistema está garantizado el “ejercicio del pleno sufragio”. A la par, senadores de la posición ya adelantaron que se mantendrán firmes en rechazar el proyecto enviado de la Cámara de Diputados
La “cereza en el pastel” de felicidad (genuina o aparente) del presidente la puso un personaje que últimamente parece boicotear la tranquilidad en Palacio Nacional. Fue Ricardo Monreal, quien ante las preguntas sobre si la premura en San Lázaro se replicaría en la colonia Tabacalera aseguró que en el recinto legislativo donde él trabaja todo se hará en los tiempos establecidos.
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