Por mucho, la región de América Latina y el Caribe ha tenido la mayor disminución de las poblaciones de vida silvestre monitoreadas a nivel mundial, pues en promedio es del 94 % entre 1970 y 2018.
En comparación, durante el mismo período, las poblaciones monitoreadas en África se desplomaron en un 66 %, las del Pacífico Asiático cayeron en un 55 % y el promedio mundial es de 69 %, de acuerdo con el Informe Planeta Vivo 2022 del Fondo para la Vida Silvestre (WWF por sus siglas en inglés) que se publicó esta tarde.
En América Latina y el Caribe, más del 50 % de la pérdida de biodiversidad —en particular la animal— se debe a la actividad agropecuaria, señaló Jordi Surkin, Coordinador de Conservación de WWF en Latinoamérica, en la presentación del informe en conferencia de prensa. Con la guerra en Ucrania habrá aún más presión en la región para producir más y “para no tomar en cuenta tanto los temas ambientales”, dijo.
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Esto dificultará que se lleve a cabo el cambio que los autores proponen como la única solución viable al problema de la pérdida de biodiversidad, que gobiernos, empresas y público en general cambiemos “los valores y normas que definen nuestra relación con la naturaleza, porque éstos tienen un sesgo que conduce a la degradación, mediante prácticas destructivas que dañan los océanos, selvas y humedales del mundo”, puntualizó.
Por su parte, María José Villanueva, directora de conservación de WWF México, dijo que “mientras no podamos hacer una inversión (en conservación) equiparable a la que se hace en destruir” no se va lograr nada, por lo que en la próxima Conferencia de la Partes que se llevará a cabo en Canadá en diciembre, el tema de exigir financiamiento a los gobiernos será uno de los más importantes.
“La integración de la Naturaleza en la política pública nacional es fundamental, todavía presupuestamos y diseñamos a costa de naturaleza, y tenemos que cambiar eso”, añadió la mexicana, y señaló que “como sociedad, creo que tenemos que ser más conscientes de cómo elegimos a los gobernantes que toman decisiones por nosotros”.
La región obtuvo esta lamentable distinción por segundo año consecutivo (el Informe es bienal, pero la edición pasada se presentó en 2021 por complicaciones derivadas de la pandemia), especialmente por las afectaciones en la cuenca del Amazonas y en los bosques de la zona andina.
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