Hace 36 años, una combinación de errores humanos y mal diseño de la central de Chernobyl dieron paso al desastre nuclear jamás registrado, el cual expulsó 200 toneladas de materiales radiactivos a la atmósfera.
Por este motivo, y en memoria de las víctimas, la Asamblea General de las Naciones Unidas designó el 26 de abril como el Día Internacional de Recordación del Desastre de Chernobyl, con el objetivo de concientizar sobre las consecuencias del desastre y evitar un suceso similar.
El accidente, que tuvo lugar por la madrugada, comenzó cuando se implementó una simulación de un corte de energía eléctrica, la cual se retrasó por varias horas, y cuando comenzó, el personal preparado para el ejercicio ya se había retirado.
Aunado al desconocimiento de los operadores, el diseño del edificio, que no disponía de un recinto de contención, fue otro de los factores por los que uno de los reactores tipo RBMK se sobrecalentara y expulsara el material radioactivo en un estallido que mató al instante a algunos de los operadores.
Al incendio acudieron bomberos de la región de Prípiat, los cuales son reconocidos por ser las segundas víctimas fatales de la radioactividad. Cabe recordar que al momento de apagar el fuego, aún se desconocía la fuga de material radioactivo, motivo por el que los bomberos no fueron advertidos y no contaron con ningún equipo de protección; todos murieron en los días siguientes al desastre.
Fue hasta 36 horas después del accidente que los habitantes de la ciudad de Prípiat fueron evacuados, y desde entonces tanto la central como el poblado han permanecido inhabitados. El peligro de la radioactividad se ha mantenido de igual manera tanto en los sobrevivientes como en las personas que viven en las cercanías de Prípiat, siendo el cáncer de tiroides la secuela más frecuente. Y si bien el gobierno minimizó el número de víctimas, estimaciones calculan que más de cuatro mil personas han fallecido por causas atribuibles a la fuga de material radioactivo.
La reciente guerra entre Rusia y Ucrania ha vuelto a desatar los temores de un accidente nuclear, toda vez que la central está bajo control de la milicia rusa. Aunado a esto, aún existen 11 reactores RBMK en funcionamiento en Rusia, aunque con modificaciones para hacerlos más seguros.