Alexéi Navalni despega hacia Rusia pese a los riesgos

26 de Noviembre de 2024

Alexéi Navalni despega hacia Rusia pese a los riesgos

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Russian opposition leader Alexei Navalny sits in a Pobeda airlines plane heading to Moscow before take-off from Berlin Brandenburg Airport (BER) in Schoenefeld, southeast of Berlin, on January 17, 2021. - Chief Kremlin critic Alexei Navalny returns to Russia from Germany on January 17, facing imminent arrest after authorities warned they would detain him. The 44-year-old opposition leader is flying back to Moscow after spending several months in Germany recovering from a poisoning attack that he said was carried out on the orders of President Vladimir Putin. (Photo by Kirill KUDRYAVTSEV / AFP)

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KIRILL KUDRYAVTSEV/AFP

Russian opposition leader Alexei Navalny sits in a Pobeda airlines plane heading to Moscow before take-off from Berlin Brandenburg Airport (BER) in Schoenefeld, southeast of Berlin, on January 17, 2021. - Chief Kremlin critic Alexei Navalny returns to Russia from Germany on January 17, facing imminent arrest after authorities warned they would detain him. The 44-year-old opposition leader is flying back to Moscow after spending several months in Germany recovering from a poisoning attack that he said was carried out on the orders of President Vladimir Putin. (Photo by Kirill KUDRYAVTSEV / AFP)
Foto: AFP

Antes del despegue, el opositor confió a la prensa que no teme ser detenido. "¿Seré detenido? Es imposible, soy inocente", dijo

MOSCÚ, Rusia. El opositor ruso Alexéi Navalni abandonó este domingo Berlín, tras varios meses de convalecencia en Alemania luego de sufrir un presunto envenenamiento, rumbo a Rusia, pese a las amenazas de detención de la justicia.

El avión que transporta a Navalni y a su esposa Yulia despegó del aeropuerto de Berlín a las 14:17 horas GMT, constataron periodistas de la AFP a bordo, y tiene previsto llegar al aeropuerto moscovita de Vnukovo a las 16:20 horas GMT.

Antes del despegue, el opositor confió a la prensa que no teme ser detenido. "¿Seré detenido? Es imposible, soy inocente”, agregó Navalni, después de reiterar su agradecimiento a Alemania por organizar su recuperación.

En el aeropuerto de Moscú, la policía antidisturbios estaba presente en gran número y un grupo de unos 200 partidarios del opositor se apelotonaban frente a las barreras instaladas para bloquear el acceso a la sala de llegadas, constató la AFP.

Desde que el principal rival de Vladimir Putin anunciara el miércoles su intención de regresar, los servicios penitenciarios rusos (FSIN) le advirtieron que se verán “obligados” a detenerle por violar las condiciones de una condena con suspensión de pena que le impuso la justicia en 2014.

Navalni, de 44 años, no hizo caso de esas maniobras que, según él, están destinadas a “amedrentarle” y pidió a sus partidarios que vengan a recibirle al aeropuerto de Vnukovo.

La principal figura de la oposición rusa cayó súbitamente en coma en agosto, cuando regresaba de un viaje a Siberia. Inicialmente fue hospitalizado en Omsk, una gran ciudad de la región, pero fue evacuado unos días después a un hospital de Berlín.

Tres laboratorios europeos concluyeron que fue envenenado con un agente nervioso del tipo Novichok, desarrollado en la época soviética, una conclusión que confirmó la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ) pese a que Moscú lo ha negado.

El opositor acusa a los servicios especiales rusos (FSB) de haber tratado de asesinarle por orden directa de Putin. Sin embargo, las autoridades rusas acusaron a los servicios secretos occidentales y hasta la higiene de vida de Navalni.

Hasta ahora, Moscú se ha negado a abrir una investigación para descubrir lo que le ocurrió, debido al supuesto rechazo de Alemania a compartir sus informaciones con Rusia.

Berlín anunció el sábado que ha transmitido a Moscú todos los elementos de su investigación judicial, en particular las “actas” de los interrogatorios y “muestras de sangre y tejido, así como trozos de ropa”.

La portavoz de la diplomacia rusa, Maria Zajarova, confirmó este domingo que Moscú recibió los documentos enviados por Alemania, pero aseguró que “no contienen nada realmente” de lo que Rusia quería.

Investigación por fraude

Según el FSIN, Navalni incumplió cuando estaba en Alemania las condiciones de la condena de 2014, que le obliga a presentarse al menos dos veces por semana en la administración penitenciaria.

Desde finales de diciembre, el opositor también es objeto de una nueva investigación por fraude, por sospechas de haber gastado para su uso personal 356 millones de rublos (3.9 millones de euros, 4.8 millones de dólares) de donaciones.

Más de 2 mil personas han anunciado en Facebook que irán a recibirlo pero la justicia ha advertido de los riesgos de participar en un “acontecimiento público” no autorizado en el aeropuerto de Vnukovo.

Varios activistas que iban a viajar a Moscú desde San Petersburgo para reunirse con el opositor fueron detenidos por la policía antes de salir, según los medios de comunicación.

Por su parte grupos nacionalistas hostiles a Navalni amenazaron con recibirlo con “zelionka”, un antiséptico de color verde difícil de limpiar, con el que ya habían rociado al opositor en el pasado.

Pese a que la prensa nacional lo ignora prácticamente, ni está representado en el Parlamento ni es elegible, Navalni sigue siendo la principal voz de la oposición en parte gracias a su canal de YouTube que cuenta con 4.8 millones de abonados y a su organización, el Fondo de Lucha contra la Corrupción (FBK), que denuncia la corrupción de las élites.

Pese a los allanamientos, las presiones y las condenas a penas cortas de cárcel a Navalni o sus aliados, éste ha logrado organizar varias manifestaciones muy seguidas en los últimos años, y ha provocado varios reveses al poder en elecciones locales.

Su fama sigue siendo limitada fuera de las grandes ciudades. Un sondeo del centro independiente Levada de septiembre concluía que solo el 20% de los rusos aprueban sus acciones.

Para los expertos, el regreso anunciado de Navalni es una piedra en el zapato del Kremlin: dejarlo libre sería una demostración de debilidad y encarcelarlo amenazaría con provocar un nuevo escándalo. NR