La detección de una nueva subvariante de coronavirus en Dinamarca, Polonia y Suecia ha encendido las alarmas en diversos expertos, quienes señalan que esta mutación es más resistente a las primeras vacunas y tiene el potencial de crear daño celular.
Datos de las últimas secuencias genómicas del SARS-CoV-2 en Dinamarca muestran un importante aumento en el número de pacientes infectados por una subvariante que combina las propiedades del linaje BA.2 y una mutación en la proteína pico del coronavirus, lo que podría conferirle mayor escape inmunológico.
Expertos en salud pública han advertido que la mutación H78Y es capaz de inducir un proceso de apoptosis en las células humanas, es decir que se autodestruyen debido a una alteración en su funcionamiento, lo que aumenta la patogenicidad del nuevo coronavirus.
Las mutaciones en la proteína pico del coronavirus siempre representan una oportunidad para que el escape inmunológico crezca y las vacunas actuales sean cada vez más ineficientes, lo que podría impactar directamente en el control de la pandemia.
Algunos investigadores han solicitado que la subvariante BA.2, así como sus modificaciones, obtengan una clasificación propia dentro del sistema de alerta de la Organización Mundial de la Salud (OMS), debido a la enorme diferencia genética que existen entre estas y Ómicron original.
Maria Von Kerkhove, jefa técnica de la respuesta de la OMS ante la pandemia, desestimó estas peticiones al reafirmar que Ómicron es el nombre que se le debe dar a cualquier subvariante de la línea B, así como a las mutaciones extras que ocurran en este linaje.