Alejarse de las redes previene la infodemia
Tres estudios independientes confirman que la pandemia de Covid-19 ha exacerbado la creencia en la información errónea, lo que alimenta su viralización
Sobre la desinformación que se ha propagado en el marco de la pandemia de Covid-19, otro estudio muestra que las personas creen estar bien informadas y, al contrario, piensan que son los demás quienes tendrían que aprender a distinguir entre la información falsa y la verdadera.
Este es uno de los principales factores que impiden combatir la infodemia, el otro es que la desinformación a menudo desencadena emociones negativas (enojo, miedo) que resuenan en las personas y las lleva a compartir ese tipo de contenidos.
“Desde el brote de la pandemia, han estado circulando diversos tipos de información errónea sobre el origen del virus, su nocividad y las formas en que se puede propagar”, lo que además de los daños que puede ocasionar a nivel individual, al hacer que las personas tengan actitudes que las hacen más susceptibles al contagio, ha tenido consecuencias negativas como “las actitudes hostiles hacia los demás”, señala Yan Su, investigador de la Universidad de Washington.
Se analizaron las respuestas que dieron 3 mil 080 personas y se encontró que la creencia en información errónea sobre Covid-19 aumentaba con el uso de las redes sociales y los niveles de
preocupación de los encuestados.
Un estudio realizado por la Red Global de Derechos Humanos Digitales con datos de encuestas hechas en 20 países (sobre todo europeos) y publicada hace unos días llega a conclusiones similares a las de Su (cuya encuesta fue realizada en Estados Unidos) y pide a las plataformas de las redes sociales hacer verificación de información, no sólo por medio de algoritmos, sino que esté a cargo de personas capaces de discernir.
El estudio encontró que la creencia en la información errónea disminuía mientras más confianza se tuviera en los científicos y conforme más valor dieran a mantener discusiones con personas con diferentes puntos de vista.
Se destaca la importancia de confiar en los científicos “porque otros agentes sociales, como los gobiernos, pueden distorsionar o restar importancia a la nocividad de la epidemia para sus propios propósitos e intereses”.
Sin embargo, esto es difícil que suceda, de acuerdo con los hallazgos de otro estudio, que se basó en una encuesta realizada a mil 793 adultos, pues una “abrumadora mayoría de los participantes del estudio” pensaron que las otras personas eran más vulnerables a la información errónea. Esto hace que sea más difícil lograr que la gente participe en esfuerzos de aprendizaje, dijo en un comunicado Yang Cheng, primer autor del estudio y profesor de la North Carolina State University.
La investigación confirmó que “los mensajes que se centran en las emociones se transmiten más fácilmente en las redes sociales que el contenido neutral, como la información científica abstracta”, añadió Cheng, pero las emociones negativas como miedo, preocupación y disgusto pueden tener aspectos positivos “al alentar a las personas a buscar información verificada y seguir recomendaciones”.