La gran sorpresa de la lucha priista por la candidatura al estado de México la dio el grandioso Isidro Pastor, el dirigente del partido en los tiempos de Arturo Montiel, que despachaba instrucciones a sus militantes con bolsas de dinero para lo que hiciera falta. Don Isidro era hasta el viernes pasado el secretario de Movilidad del gobierno de Eruviel Ávila, oséase el interlocutor con los transportistas que decidió tirar el arpa en medio del gasolinazo, para ir a buscar la candidatura. El responsable Pastor no tiene posibilidad alguna de ello, pero metió ruido al proceso mediante una traición. Bueno, ya traicionó en el pasado. Así que nadie se extraña. Don Isidro de eso está hecho.