La fiscalía de la ciudad de Trani, en el sur de Italia, anunció hoy la apertura de una indagación contra la institución crediticia alemana Deutsche Bank por presunta manipulación del mercado.
Precisó que el caso tiene que ver con la venta de títulos de Estado italianos por siete mil millones de euros ocurrida en el primer semestre de 2011.
En particular, dijo, los acusados son el ex presidente del Deutsche Bank, Josef Ackermann, los ex directores generales, Anshuman Jain y Jurgen Fitschen, el ex jefe de la oficina de Riesgos, Hugo Banziger y el ex director financiero, Stefan Krause.
En días pasados agentes de la guardia de finanza, la policía militar, catearon la sede en Milán del banco alemán, confiscaron documentación e interrogaron a varias personas.
Según medios locales, el Deutsche Bank es acusado de manipulación del mercado porque en 2011, mientras comunicaba a los mercados financieros la sostenibilidad de la deuda soberana italiana, escondía su intención real de reducir drásticamente en el corto plazo los títulos del débito italiano en su poder.
La venta masiva de títulos de Estado italianos por más de siete mil millones de euros en el primer semestre de 2011 alteró el valor de mercado de esos instrumentos, porque se hizo violando la normativa en vigor, dijo el fiscal de Trani, Michele Ruggiero.
Ese año se recrudeció la crisis de deuda soberana italiana, que puso al país al borde del default y ocasionó la caída del último gobierno de Silvio Berlusconi, que fue sustituido por el ex comisario europeo, Mario Monti.
Tras conocerse la acusación contra el Deutsche Bank, el líder de la bancada del partido Forza Italia (de Berlusconi) en la Cámara de diputados, Renato Brunetta pidió abrir una indagación parlamentaria por lo ocurrido en 2011, pues en su opinión se trató de un complot para derribar al ex Cavaliere.
Asediado por los mercados financieros, que no le daban ninguna credibilidad para enfrentar la crisis, Berlusconi fue prácticamente obligado a renunciar por la Comisión Europea, por el presidente italiano, Giorgio Napolitano, el estadunidense, Barack Obama, el francés, Nicolás Sarkozy y por la canciller alemana, Angela Merkel.
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