En la segunda audiencia del Subcomité Selecto del Senado de Estados Unidos sobre los orígenes de Covid-19 se acusó a Anthony Fauci de falsear y ocultar información sobre la posible génesis del coronavirus causante de la emergencia sanitaria; además, se afirmó que hay suficiente información de inteligencia para que ayude a concluir que el SARS-CoV-2 se gestó en un laboratorio.
Desde el inicio de la sesión, John Ratcliffe, quien era director del Servicio Nacional de Inteligencia durante la administración del presidente Donald Trump, afirmó en su testimonio escrito que “la comunidad de inteligencia tiene suficiente información para concluir un origen de laboratorio del SARS-CoV-2, pero está vacilante, debido a la antipatía hacia Trump y las enormes implicaciones geopolíticas” en aquel momento.
Más adelante, al ser cuestionado, Ratcliffe añadió: “Mi evaluación informada, como una de las personas con más acceso a la (información de) inteligencia... es que una fuga de laboratorio es la única explicación respaldada de manera creíble por nuestra inteligencia, la ciencia y el sentido común”.
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Por su parte, el diputado por Kentucky James Comer, destacó que desde marzo de 2020, Anthony Fauci y otros científicos publicaron en la revista científica Nature Medicine “uno de los artículos más influyentes de todos los tiempos” (ha sido consultado en cerca de seis millones de ocasiones y citado más de dos mil 500, cifras muy altas para un artículo científico), el cual, dijo fue “escrito para suprimir la hipótesis de la fuga de laboratorio”.
La misma información se manejó unos días después en un memorando del Departamento de Estado; sin embargo, tanto Ratcliffe como David Feith, quien trabajó en la Oficina de Asuntos de Asia Oriental y el Pacífico, señalaron que no era un hecho comprobado.
Ratlciffe agregó que Fauci no le compartió información sobre el posible origen de laboratorio y sugirió que se debió a que, como se ha demostrado, Fauci y otros virólogos no querían llamar la atención sobre las fuentes de financiamiento, que eran estadounidenses, para hacer experimentos en el Instituto de Virología de Wuhan “en laboratorios que no tenían los niveles de bioseguridad y las precauciones adecuadas”.
En general, se concluyó que, debido a la falta de acceso a la información, no será posible conocer científicamente el verdadero origen del SARS-CoV-2.
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