Acapulco entre la devastación y desesperación tras el paso de ‘Otis’
Acapulco, conocido por sus playas de arena blanca y aguas cristalinas, se convirtió en un campo de batalla después del embate del huracán Otis
Lo que antes fue un paraíso turístico, ahora se transformó en un paisaje apocalíptico. Las calles, una vez llenas de risas y música, estaban ahora cubiertas de escombros y lodo. Los habitantes de esta ciudad costera se enfrentan a la devastación causada por el huracán “Otis”, y la magnitud del desastre comenzó a emerger.
Los hoteles que solían albergar alegres turistas y familias enteras ahora estaban reducidos a montones de concreto retorcido y vidrios rotos. Los comercios, antes llenos de vida, estaban ahora vacíos, saqueados por aquellos que buscaban desesperadamente algo para comer. Las luces de la ciudad, que alguna vez iluminaron la noche, habían desaparecido, sumiendo a Acapulco en la oscuridad.
@vivianamendozaa #acapulco #huracanotis #desastre ♬ Así Fue - En Vivo Desde Bellas Artes, México/ 2013 - Juan Gabriel
Acapulco, conocido por sus playas de arena blanca y aguas cristalinas, se convirtió en un campo de batalla después del embate del huracán Otis. Con vientos que alcanzaron los 260 km/h y ráfagas que llegaron a los 315 km/h, este monstruo de la naturaleza dejó a la ciudad en ruinas. Las cifras hablan por sí solas: al menos 27 personas perdieron la vida, cuatro permanecen desaparecidas y más de 80% de los hoteles sufrieron daños significativos.
La desesperación se apoderó de la población. La falta de alimentos y agua potable llevó a la gente a lanzarse a las calles en busca de cualquier cosa que pudieran encontrar. Los supermercados, en un tiempo bulliciosos centros de compras, fueron invadidos por personas desesperadas que intentaban asegurar provisiones para sus familias. La escena era caótica, con gente cargando lo que podían en sus brazos, mientras otros intentaban proteger sus tesoros improvisados de los saqueadores.
Las imágenes de personas llevando alimentos y agua son comunes, pero también lo son las lágrimas y la angustia en los rostros de aquellos que lo perdieron todo. La incertidumbre y el miedo se palpa en el aire, mientras la gente intentaba hacer frente a una realidad que parece sacada de una pesadilla.
La ayuda del gobierno parece escasa, a pesar de los esfuerzos de algunos trabajadores y voluntarios.