El gobierno de México está dispuesto a abrir los cielos a las aerolíneas extranjeras con la finalidad de incrementar la competitividad, pero también como una medida desesperada para recuperar la categoría 1 que otorgan las autoridades estadounidenses.
No obstante, para algunos analistas, esto puede traer repercusiones negativas como lo sucedido en Argentina, Panamá, Honduras o Nicaragua —por hacer algunas menciones—, países en los que se dañaron sus industrias de aviación civil.
Aunque hay otras voces, entre ellas las del presidente Andrés Manuel López Obrador, que se inclinan hacia que el mercado mejoraría por la competitividad.
Para Gabriel Hernández, analista del mercado aeronáutico de la firma Best Consulting, el abrir los cielos a nuevos competidores que ya tienen toda la infraestructura para operar mejoraría la oferta para los consumidores.
“Te puedo decir que entre más ofertas haya de servicios beneficia a los costos que pagaría el pasajero, y te daría la oportunidad de más horarios y destinos”, explicó a este medio el analista.
Comentó que de abrirse los cielos y hacer los cambios correctos en los reglamentos y la ley para que ingrese más competencia sería una oportunidad para el país ya que “México es un hub estratégico”.
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César “N”, ejecutivo de una de las seis principales aerolíneas en el país, señaló que “primero debemos ver qué y cómo se modificaría la ley, porque se corre el peligro de dañar a la industria si no se es cuidadoso en cómo dejarás entrar a la competencia”.
Añadió que los fracasos como en Sudamérica y Centroamérica resultan de una “muy mala planeación por parte del gobierno”, y pide que ante estos cambios se deben consultar las compañías para asesorar en un tema del que son expertos.
Gabriel Hernández, por su parte, indica que pueden convivir nuevas aerolíneas ya que considera que “cada quien tiene su segmento del mercado bien posicionado. Ejemplo: VivaAerobus maneja una segmento muy específico y eso no le afecta a los otras compañías; Aeroméxico tiene un segmento muy claro, su mercado tiene más poder adquisitivo”.
Además, recordó el éxito del cabotaje en Europa, el cual desde 1997 está dentro del mercado y en varias ocasiones un boleto de avión puede ser más barato que un pasaje de tren.
Ambos entrevistados coinciden que sería una oportunidad para abrir nuevas rutas, siempre y cuando se escriban bien las reglas de juego y no dañen a los actuales competidores, no obstante, señalan que siempre hay riesgos en estos cambios.
La actual Ley de Aviación Civil prohíbe el cabotaje, o servicio de pasajeros en rutas dentro territorio nacional a aerolíneas extranjeras, de incumplir esa medida son acreedores a una multa de 10 mil a 25 mil salarios mínimos.
