A un mes del asesinato de jesuitas, prevalece impunidad, acusan
Son 13 los detenidos relacionados con "El Chueco", presunto homicida de dos sacerdotes jesuitas en Cerocahui, pero él aún se encuentra prófugo de la justicia
El asesinato de dos sacerdotes al interior de un templo en Chihuahua hizo que todo el país girara los ojos hacia la comunidad de Cerocahui; la indignación creció cuando se supo que los homicidas se llevaron los cuerpos de Javier Campos y Joaquín Mora, ambos de la comunidad jesuita en México.
Aquella tarde era lunes y era junio, hace un mes exactamente, cuando Pedro Eliodoro Palma – guía de turistas – entró a la iglesia para pedir auxilio: hombres armados lo venían persiguiendo.
Pero el templo no sirvió como refugio, ni para Pedro, ni para los dos sacerdotes. Los tres fueron asesinados presuntamente por José “N”, aunque en Cerocahui lo conocen como “El Chueco”, líder – dicen las autoridades – de una célula armada del Cártel de Sinaloa.
A un mes del multihomicidio, son 13 las personas detenidas; siete de ellas vinculadas a proceso por distintos delitos. Entre los acusados se encuentran “El Barbas” y “El Chino”, de acuerdo a las autoridades, ayudaron a “El Chueco” a enterrar el cuerpo de Paul Olvasdo, el cuarto asesinado en Cerocahui.
Pero los detenidos por las autoridades no son una garantía de justicia para la comunidad jesuita y para un país lleno de víctimas. Sobre todo cuando el principal responsable aún se encuentra libre y se presume se esconde en Estados Unidos.
En un comunicado, la Compañía de Jesús en México agradeció la solidaridad manifestada tras la muerte de sus hermanos, pero se negaron a aceptar que su asesinato se trate como un asunto coyuntural: “se deben revertir las causas estructurales de la violencia en la Sierra, que prevalecen desde hace décadas”.
“Estamos convencidos de que si prevalece -como hasta ahora- la impunidad, no será posible avanzar hacia la reconciliación y la paz”.
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La muerte de inocentes a manos del crimen organizado no es algo nuevo, pero el multihomicidio en Cerocahui sí provocó reacciones en todas las esferas nacionales e internacionales.
La indignación se pronunció desde el Vaticano, y en un video un grupo armado – CJNG – pidió tregua a los cárteles rivales para dejar de “molestar” a maestros, doctores y sacerdotes.
Pero las víctimas de la violencia en México son más: personas desaparecidas, víctimas de feminicidio, migrantes que no volvieron a casa, periodistas, poblaciones enteras desplazadas por la violencia y “tantas y tantos que – como nosotros – también esperan una justicia que no llega”, enumeró la Compañía en su comunicado.
Por todo lo anterior la Compañía de Jesús en México pidió entablar un diálogo con las autoridades responsables para revisar en conjunto la actual política de seguridad, pues hoy se cumple un mes desde el asesinato de cuatro personas, más que civiles y clérigos, cuatro mexicanos que engrosan las cifras de la violencia en el país de los “abrazos, no balazos”. EJ
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