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Hay un tema del que el rector Enrique Graue, recién electo para un segundo periodo de cuatro años al frente de la UNAM, prefiere no hablar: Donald Trump.
En los 25 minutos que concedió a ejecentral, el rector respondió todas las preguntas: atajó los rumores sobre su estado de salud (“me siento perfecto”), descartó que John Ackerman vaya a formar parte de su equipo (“él no va a ser secretario general”), rechazó que la 4T atente contra la autonomía universitaria (“el presidente López Obrador es respetuoso”) y admitió que existe el riesgo de que los jóvenes sean utilizados para provocar caos en la UNAM.
Sin embargo, cuando se le menciona el nombre del presidente de Estados Unidos, Graue hace un gesto de desagrado y se excusa momentáneamente de pronunciar las palabras que tenía en la punta de la lengua. “De ése sí me ahorro la respuesta”, dice.
En su primer periodo como rector hubo una curva de aprendizaje, se realizaron los diagnósticos y se echaron a andar proyectos. ¿Este segundo periodo para qué lo piensa utilizar?
—Es cierto, hay una curva de aprendizaje inicial, aunque sí se pudieron realizar muchos de los proyectos que se plantearon al principio. A veces a uno le gustaría que las cosas fueran más rápido, pero no es posible. Yo sí creo que el aprendizaje consiste en saber dónde están los escollos, cómo librar los escollos y cómo y en qué tiempo puede uno materializar los proyectos. Ese es el aprendizaje que puede uno tener después de cuatro años.
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“El plan de trabajo que ahora presento tiene esa experiencia, ahora sabemos qué podemos realizar realmente en cuatro años y qué puede quedarse para que continúe evolucionando en un futuro. Por supuesto que terminaron de consolidarse algunos proyectos y otros nuevos surgen. Ahorita nos estamos enfocando en un programa de superación del personal académico, que va a ser la zaga de una acción previa que tiene que consolidarse en estas fechas”.
¿Este segundo periodo sólo es continuidad o habrá ajustes?
—Siempre hay ajustes; hay ajustes mayores, ajustes menores, pero también hay innovación en mi proyecto.
En su proyecto de trabajo, Graue planteó promover la identidad universitaria, impulsar la participación democrática de la comunidad, erradicar la violencia de género y fortalecer la relación con los egresados.
—De los “ajustes mayores”, ¿cuáles podría citar?
—El mayor ajuste que tenemos que hacer es la consolidación del sistema abierto y su combinación con el sistema presencial. Tenemos un Sistema de Universidad Abierta y Educación a Distancia (Suayed), que da atención a más de 39 mil estudiantes y ya tenemos una gran cantidad de cursos abiertos en línea, algunos de ellos muy exitosos. Al mismo tiempo, han venido generándose asignaturas en línea para el sistema presencial. Todo ese trabajo tenemos que consolidarlo y fusionarlo de alguna manera para poder proyectar más rápidamente a la educación mixta, la educación que combina la modalidad presencial con abierta.
“Emprendimos un gran esfuerzo en tener una conectividad muy amplia en Ciudad Universitaria. En el campus se instalaron más de cinco mil antenas y kilómetros de cable. Yo pensé que íbamos a concluir antes y no terminamos, ya que representa obra y licitaciones. Para finales de año habrá como 200 mil estudiantes con conectividad”.
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Riesgos y preocupaciones
Con 68 años de edad, Enrique Luis Graue Wiechers fue designado el pasado 8 de noviembre por la Junta de Gobierno de la UNAM para un segundo periodo al frente de la Rectoría de la máxima casa de estudios, con lo que se convirtió en el tercer médico que de manera consecutiva ostenta el cargo, después de José Narro y Juan Ramón de la Fuente.
Oftalmólogo, exdirector de la Facultad de Medicina y fanático de los Pumas, Graue será rector para el periodo 2019-2023 de una institución que alberga a 356 mil 530 alumnos y a 41 mil 318 docentes; que imparte 128 licenciaturas y 92 planes de estudio de maestría y doctorado; y que aloja a 15 facultades, nueve preparatorias, cinco colegios de Ciencias y Humanidades, 34 institutos y 14 centros de investigación.
Tras un proceso que duró 46 días y que incluyó entrevistas con los aspirantes, la Junta de Gobierno determinó que debía permanecer en el puesto Graue, quien, entre otras cosas, planteó promover la identidad y los valores universitarios, impulsar la participación democrática de la comunidad, erradicar la violencia de género, promover la sustentabilidad y fortalecer la relación con los egresados.
Además, debieron convencer a la Junta sus propuestas sobre los objetivos que ha dejado entrever el gobierno de Andrés Manuel López Obrador: ampliación de la matrícula y a futuro posible reducción del presupuesto universitario.
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¿Qué es lo que más le preocupa a la Junta de Gobierno de la UNAM?
—La Junta lo que hace en las entrevistas, que son largas, yo estuve casi cuatro horas, es conocer el punto de vista de los candidatos sobre la administración universitaria y sobre el crecimiento de la universidad en sus distintos aspectos. Entonces a la junta le interesó mucho la parte de cómo consolidar la educación mixta y qué pensaba yo sobre la ampliación de la cobertura universitaria. Me hicieron algunas preguntas sobre la administración para saber qué tan bien la conocía; les preocupan el financiamiento y qué haría yo en caso de que el financiamiento no fuera suficiente. Les preocupan las acciones que podamos tomar para la investigación y generación del conocimiento. Les preocupa la seguridad, por supuesto, y el tema de violencia de género.
¿Cuáles son los riesgos profundos para la Universidad, aquellos que amenazan la estabilidad?
—La Universidad tiene que reforzarse en valores universitarios, es decir, nosotros tenemos que formar a los jóvenes en la reflexión, en el consenso, en escuchar otras opiniones y en ser propositivos para la solución de problemas. Necesitamos llegar a los núcleos estudiantiles en el salón de clase; en el salón es donde tiene que haber el requerimiento de este profesor que no cumple, de este profesor que no llega y darlo a conocer rápidamente, no permitir que nos crezca un problema, ya sea un profesor faltista recurrente o un profesor que maltrata a los jóvenes.
“Quien mejor cumple con las características para enfrentar los desafíos y aprovechar las potencialidades de la institución ante la actual coyuntura es el doctor Enrique Luis Graue Wiechers”: junta de gobierno
“El salón de clases es muy importante para ir reforzando estos valores de participación y es ahí donde uno va formando ciudadanos, así también entenderán mejor la autonomía que tenemos y las virtudes que tiene la legislación universitaria en sus formas de representación y participación.
“Es muy importante que los jóvenes tengan esta participación, que puedan decirnos que hay un grupo violento y que rápidamente podamos actuar como Universidad y no permitir que las cosas crezcan. Entonces este es uno de los grandes ejes de trabajo que veo y que pueden eventualmente ser una amenaza para la Universidad: que no estemos unidos, con una idea común, de cómo debemos gobernarnos.
¿Existe el riesgo de que se atente contra la autonomía universitaria?
—No. El riesgo está en que no se entienda bien la autonomía y se caiga fácilmente en provocaciones por este motivo, por eso es importante consolidar la democracia universitaria desde las bases estudiantiles. Los profesores la entienden en general bien; hay quienes pretenden algunos cambios, pero en general el profesorado entiende bien lo que es la Ley Orgánica y nuestra forma de democracia, pero no siempre es así con los estudiantes. Entonces, el riesgo potencial es que se pueda utilizar este desconocimiento de los jóvenes para propiciar un cambio que pudiera ser caótico para la Universidad; ya pasamos por eso y lo superamos. No veo por parte del Estado, si se quiere ver por ese lado, un riesgo para la autonomía. El presidente Andrés Manuel López Obrador ha sido muy respetuoso de la autonomía y así me lo ha manifestado.
Pero la Universidad no es ajena a los cambios políticos y sociales que están ocurriendo actualmente en el país…
—La Universidad no creo que vaya a ser vulnerada por injerencias de esa naturaleza.
¿Ni de grupos políticos?
—Pues siempre hay grupos inquietos por ahí, y lo sabe uno y sabe que por ahí vienen, pero no como una carga del Estado hacia la Universidad, sino porque hay grupos que se quieren hacer notar o generar conflictos en ciertas zonas.
Sobre las acciones violentas contra Rectoría, ¿qué resultados han arrojado sus investigaciones internas?
—Esos trabajos van de las manos con las investigaciones que se están haciendo en la Procuraduría y no es posible darlas a conocer.
¿Tendremos respuesta?
—Yo espero que sí
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Lo que es un hecho es que profesores y alumnos se siguen sintiendo inseguros en las instalaciones de la Universidad...
—La percepción de inseguridad sí existe y es importante. Ahora, eso existe mucho por los grupos violentos a los que hacíamos alusión hace un momento, que son aquellos porros del 3 de septiembre de hace un año, y este grupúsculo que vino a violentar sin ningún requerimiento este 3 de septiembre. Ellos están identificados y estamos en este proceso.
“Está también el lamentable fallecimiento de la chica Aideé (Mendoza, del CCH Oriente). Esos hechos generan inquietud entre los estudiantes y profesores, y es valedera, pero déjenme decirles, por otra parte, que hemos mejorado mucho en seguridad. Se han hecho grandes esfuerzos e inversiones en materia de vigilancia para poder identificar a delincuentes dentro de los espacios universitarios, seguirlos y articularnos con las distintas fuerzas del orden para que sean detenidos afuera, y hemos estado deteniendo una gran cantidad de delincuentes. Les doy un dato: este año fueron detenidos 73, mientras que en 2015 fueron sólo dos. Sí se ha multiplicado muchísimo la vigilancia y hemos invertido en patrullas y cámaras; la seguridad en términos generales está mejor, pero la percepción aún es negativa.
Un concepto, una palabra
De los últimos 10 rectores que ha tenido la UNAM, Enrique Graue es el que ha llegado al cargo con la edad más avanzada: arribó de 64 años, actualmente tiene 68 y tendrá 72 cuando termine su gestión, superando así los 59 que tenía José Narro Robles (2007-2015) cuando llegó y los 67 que tenía al salir.
Juan Ramón de la Fuente (1999-2007), José Sarukhán (1989-1997), Jorge Carpizo (1985-1989), Guillermo Soberón (1973-1981) y Pablo González Casanova (1970-1972) fueron nombrados rectores cuando no habían cumplido los 50 años de edad. Pese a ello, Graue dice estar en condiciones para la encomienda.
—¿Cómo anda de salud? ¿Está listo para los cuatro años que vienen?
—¡Yo estoy muy bien! Nunca tiene uno la vida comprada, pero yo me siento perfecto. De hecho, antes del proceso de elección me hice exámenes, mismos que le entregué a la Junta de Gobierno para que constatara mi estado de salud, y semestralmente me hago análisis. ¡Ah, y soy médico! Entonces algo sé de eso.
Hablemos ahora de la matrícula, pues desde el gobierno federal se está hablando de ampliar la cobertura…
—Y yo estoy totalmente de acuerdo con eso.
Pero, ¿hasta dónde y cómo?
—Son diferentes los niveles educativos. En el nivel básico, como saben, estamos casi en el 100% como nación; en la media superior andamos entre el 85 y 88%, y en el nivel superior andamos en 38 por ciento. Vamos a decir que andamos a la mitad de la oferta si la comparamos con la educación media superior. Entonces sí hay que crecer. ¿Dónde crecerla? En los espacios donde haga más falta. En el caso de México es básicamente en el sur-sureste. Si ustedes ven la oferta en el sur es alrededor del 20%, algunos estados del centro también tienen esta insuficiencia, y el norte anda por el 70%, está bastante bien. Esa es la cifra ideal, tener como un 70% de espacios, para la media superior.
“Sí necesitamos crecer la oferta de educación superior para ir gradualmente aumentando nuestra capacidad de cobertura. En la Ciudad de México no hay problema, tenemos 90% de cobertura. Aquí no hay por qué crecer especialmente la matrícula, hay que crecerla en otras regiones.
—El nombre de John Ackerman salió a relucir durante el proceso de selección en la UNAM, lo que llamó la atención por su cercanía con el gobierno federal y Morena. ¿Cuál es la relación que sostiene con él? ¿Tiene cabida en su equipo de trabajo?
—Él tiene un programa universitario, en el que está muy contento. Nunca hemos hablado el doctor Ackerman y yo de ningún cargo en particular ni creo que él lo aceptara. Aparte no está en la agenda como tal. Mi relación es muy buena y muy respetuosa, es una persona que me simpatiza; no siempre coincido con él, pero eso es parte de la diversidad universitaria. Pero es una relación muy buena. Si la pregunta es ¿va a ser secretario general? No, no va a ser secretario general.
Pero sí va a hacer ajustes en su equipo de trabajo…
—Sí, pero esos todavía no lo aterrizo. Siempre se hacen ajustes y, por supuesto, en estos días platicaré con mis colaboradores, me dirán cómo se sienten, les diré lo que pienso sobre su desempeño y hasta entonces se decidirán los cambios
Ahora nos gustaría cerrar con una dinámica en la que nosotros le leemos algunos conceptos y usted nos dice la primera palabra o frase corta que venga a su mente. ¿Le parece?
—Por supuesto.
Autonomía…
—Universidad
Jóvenes…
—El futuro.
Equidad de género…
—Necesaria.
Matrimonio igualitario…
—Importantísimo
Despenalización de las drogas…
—Por supuesto que sí, pero no en campus universitarios.
Redes sociales…
—Son de gran utilidad, a veces se extralimitan.
Felicidad…
—El día de hoy.
Narcotráfico…
—Tiene que desaparecer
Pobreza…
—Gran tema pendiente en México.
4T…
—Es un proceso de transformación de un país que debe ser gradual.
Corrupción…
—Eliminarla.
Donald Trump…
—De ése sí me ahorro la respuesta.
López Obrador…
—Cordial y respetuoso.
Latinoamérica…
—En cambio constante y permanente. Sin un modelo claro.
Presupuesto…
—Insuficiente
Auditorio Justo Sierra…
—Un pendiente
¿Se resolverá en este periodo?
—Llevo cuatro años intentando resolverlo, pero lo seguiré intentando.
Muchas gracias.
—Y perdón con lo de Donald Trump, pero esa no la contesto.