A 365 días, 78 promesas cumplidas. Los datos de AMLO

19 de Septiembre de 2024

A 365 días, 78 promesas cumplidas. Los datos de AMLO

Un año después de su victoria electoral, Andrés Manuel López Obrador sigue siendo dueño del Zócalo, pero con una notable diferencia, ahora es el jefe del Estado mexicano

Trescientos sesenta y cinco días después de su victoria electoral, Andrés Manuel López Obrador sigue siendo dueño de la plaza pública, pero con una notable diferencia, ahora es el jefe del Estado mexicano. Y con sus datos asegura: 78 de los 100 compromisos que anunció el 1 de diciembre, cuando tomó posesión, se han cumplido.

Posiblemente nunca, al comienzo de un gobierno, se ha hecho tanto en tan poco tiempo; sin embargo, tenemos pendientes”, reconoce el mandatario.

Lo pendiente, dijo, es mejorar el sistema de salud, debe crecer más la economía y reconoció que todavía se mantienen los niveles de violencia que “heredó” del viejo régimen.

Fiel a su estilo, promete que este mismo año, a más tardar en diciembre terminará de arrancar de raíz al régimen corrupto. “Quedarán, este mismo año, construidas las bases para la transformación de México”, dice y la mayoría de los presentes lo celebran.

Desde las once de la mañana comenzaron a llegar los primeros invitados, los que no se quería perder el Informe de Actividades del Presidente de México y, poco a poco, se reunieron cerca de 85 mil personas.

Pero en la plancha del Zócalo todos son iguales. La llegada del presidente del Consejo de Administración de Televisa, Emilio Azcárraga Jean, lo deja ver.

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El acceso al lugar que había sido designado para los gobernadores y empresarios invitados, es bloqueado por un grupo de ciudadanos. “Esta entrada es para gobernadores”, dice una mujer encargada de la seguridad, tan seria como su traje sastre negro.

“Todos somos iguales”, reclama una de las mujeres del contingente con invitación en mano. Tras unos minutos de discusión, se les indica que su acceso es a unos metros más a la derecha de las vallas, y el empresario logra su meta, llegar hasta su lugar para ver el mensaje del primer mandatario.

Aunque no todos corren con la misma suerte. El empresario Carlos Slim Helú, quien llegó acompañado del subsecretario para los Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación, Alejandro Encinas, pasa sin complicaciones.

Contrario al pasado 3 de junio, que la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) presentó su informe anual y al que no asistió López Obrador, el presidente del Organismo Luis Raúl González Pérez acude a escuchar los avances de la 4T.

En el desfile de funcionarios le sigue el Fiscal General de la República, Alejandro Gertz Manero, quien celebra avances en procuración de justicia, pero ofrece hablar “a la salida, sino, no llego”.

El diputado y presidente de la Comisión de Cultura, Sergio Mayer, arriba al Zócalo de la Ciudad de México y se dice contento de las cosas interesantes que se están haciendo, pero reconoce pendientes, sobre todo en Cultura. Se le cuestionan los recortes presupuestales, pero calla y continúa su camino.

La directora del Servicio de Administración Tributaria (SAT), Margarita Ríos-Farjat, avanza hacia lugar, seguida del recién electo gobernador de Baja California, Jaime Bonilla.

El morenista asegura que sacará “del hoyo” en que dejaron a la entidad y promete solución a la deuda que mantiene la entidad con la Universidad Autónoma de Baja California (UABC), que asciende a casi mil millones de pesos.

Las interminables peticiones

Cinco minutos antes de las cinco de la tarde, Andrés Manuel López Obrador sale de Palacio Nacional camino al templete. La gente se acerca a la valla. Unos lo quieren ver, aunque sea a la distancia. Otros llevan cartas donde exponen sus problemas.

Entre ellos está el señor Manuel Oliver Domínguez Arévalo que, junto a su esposa e hijos, se apostó en la entrada de Palacio Nacional. Trae tres hojas en las que expone su situación: es discapacitado y –argumenta- lo despidieron injustificadamente del Ayuntamiento de Villahermosa, Tabasco.

“Llevo cinco años con una demanda de despido injustificado y vengo para que el Presidente escuche mi petición y se me resuelva”, cuenta.

Su esperanza, dice y lo secunda su esposa, es que desde hace tres años han promovido y defendido el voto a favor de Morena. Así se lo hace ver a Diego Hernández, que trabaja en ayudantía de Presidencia y quien tiene la encomienda de recibir las peticiones de los ciudadanos.

-¿No han podido hablar con el equipo del gobernador?, pregunta el funcionario.

-No. Ha sido muy difícil llegar a él, responde la esposa.

Al final recibe su queja y les da el número celular de un funcionario de ese estado. Para asegurarse de que la petición llegará a manos del Presidente, Manuel Oliver pide que les tomen una foto. Es su acuse de recibo.

Comienza el discurso de Andrés Manuel y sus seguidores se acercan más al escenario para escucharlo.

Ya iniciado y de prisa, arriba el gobernador de Morelos, Cuauhtémoc Blanco. “Ponte a trabajar, Cuahtémoc”, “no nos falles”, “ya no queremos más muertas en Morelos”, le gritan los ciudadanos a su camino. El exfutbolista sólo escucha, apresura el paso y entra a la zona de invitados.

Y entonces el Presidente da sus datos. Menciona que a siete meses de gobierno quitó las pensiones onerosas a los expresidentes y todos chiflan.

Menciona que puso en marcha al Instituto para Devolverle al Pueblo lo Robado y todos aplauden. Luego menciona que su administración ha ahorrado 113 mil millones de pesos en compras y vuelven a aplaudir.

Una joven alza los ojos en señal de sorpresa y su madre asiente, como diciéndole que lo que dice Andrés Manuel es cierto.

Enumera cada una de las acciones que ha emprendido su gobierno. Pero en el tema coyuntural de la relación bilateral con Estados Unidos opta por la brevedad. Las amenazas de Trump pasaron de largo.

Hace unos días evitamos una posible crisis económica mediante un acuerdo migratorio que nos obliga a ser más estrictos en la aplicación de la ley en la materia sin violar derechos humanos”. No hubo abucheos ni rechiflas, sólo unos pocos aplausos.

En la Plaza de la Constitución hay ciudadanos de a pie, pero también algunas organizaciones con las que el tabasqueño ha mantenido conflictos, entre ellas, Movimiento Antorchista, Frente Popular Francisco Villa, Unión Nacional Jhonatan Jardines.

Hay personas de Tabasco, de Michoacán, de Puebla, de Guerrero, hay representantes de casi todos los estados, la mayoría asegura asistir para escuchar los avances del Presidente de México.

Andrés Manuel se da cuenta de la hora. Lleva una 80 minutos hablando y anuncia que terminará. Pero antes de retirarse enarbola otra promesa: a más tardar diciembre acabará con las ruinas del viejo gobierno y entonces sí, ya no habrá retorno. Su modelo trazará la ruta del país, incluso, si en seis años llega un gobierno conservador. “Jamás regresarán”, dice la gente.

De a poco, algunas personas se van acercando a la valla, quieren ver al primer mandatario y hacerle llegar sus inconformidades.

“No te muevas de ahí. En cuanto veas que sale le enseñas la pancarta”, le ordena una señora a su padre, un adulto mayor que sostiene una cartulina donde expone que no tiene tarjeta de adulto mayor. Se arremolinan. Le gritan. A la distancia López Obrador los saluda, pero no se acerca.

La gente luce emocionada. Una señora confiesa que el Presidente emite una energía positiva. Otro señor carga un AMLO muñeco y todos se quieren sacar la foto.

Comienzan a desalojar la plaza pública, pero advierten la presencia de una reportera de Televisa y la comienzan a increpar. “Prensa vendida, medio fifí”, le gritan y arremeten además con otra conductora de Multimedios. “Es un honor estar con Obrador”, dicen a cuadro.

Cuando le toca el turno de hablar frente a la cámara, un señor recrimina que por años los medios de comunicación no contaron la verdad. Cansados se empiezan a marchar. “Vámonos, ya les dimos la nota”, dice una señora y jala a su marido.EM

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