Lo que se dijo sería una “operación relámpago”, suma este domingo 500 días y contando. Peor aún, hay decenas de muertes, de heridos y desplazados. Suma dolor, destrucción y una nueva geografía del poder mundial.
La resistencia de los ucranianos y el apoyo de sus aliados se ha impuesto a una mala estrategia rusa y sus limitaciones militares, especialmente de inteligencia. Pero eso no ha impedido que poco a poco la guerra se sienta, se viva y se sufra, de distintas formas, en todo el mundo. Ahora, 500 días después, la economía y los equilibrios políticos han cambiado, y sí, el mundo está en guerra y la paz no se ve cerca.
Los primeros estruendos
Hasta 1991, Ucrania era una república soviética, y aun después de su independencia, mantiene muchos lazos históricos y culturales con Rusia. La relación entre ambas naciones ha sido difícil, y los acercamientos de Ucrania con la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) sólo han servido para aumentar las tensiones.
Bajo este contexto, Rusia invadió y se anexó la península de Crimea en 18 de marzo de 2014, en lo que la comunidad internacional consideró como una acción violatoria de un tratado internacional y tres tratados bilaterales firmados con Ucrania. Comenzó así lo que se considera la primera fase de la guerra ruso-ucraniana.
Ahora los días transcurren entre historias de supervivencia, arrepentimiento y valentía, en los que ambos bandos —el ruso y el ucraniano— se han enfrentado a lo indecible, y han encontrado los recursos psicológicos y físicos para resistir a sus respectivas realidades.
ejecentral muestra un paso a paso del conflicto.
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