La llamada Cuarta Transformación puso de manifiesto su poco afecto a la evaluación de los programas de gobierno, al mejoramiento de las políticas públicas y a la medición de resultados.
A finales de noviembre se subieron a la plataforma de Transparencia Presupuestaria las primeras evaluaciones correspondientes al año 2021. Pero en lugar de estudios que ayuden a identificar fallas y oportunidades de mejora, de trata de 78 “fichas de monitoreo”.
En la administración pública hay una amplia gama de evaluaciones —de diseño, estratégicas, de consistencia y resultados, de procesos, etc.– que buscan ayudar a los gobiernos a identificar errores en la instrumentación de políticas públicas, a mejorar el ejercicio del gasto y a recibir recomendaciones.
Sin embargo, todas ellas fueron desterradas en la actual administración y en lugar de auditorías externas realizadas por despachos y universidades independientes se tienen “fichas” elaboradas por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
En 2020, segundo año de la 4T, se realizaron 119 evaluaciones, de las cuales sólo una fue de carácter estratégico y tres de diseño. El resto eran “fichas de información básica”.
Algo similar pasó en 2019, primer año del sexenio lopezobradorista, cuando se elaboraron 137 análisis, de los cuales 32 eran de diseño, una fue específica con perspectiva de genero, tres de consistencia y una de procesos.
Antes de la llegada de Morena no existían las llamadas “fichas de monitoreo” o “fichas de información básica”, sino que eran investigaciones a profundidad para detectar inconsistencias en las metas, en los procedimientos o en las poblaciones objetivo.
Por ejemplo, en 2017, último año gobernado de principio a fin por el PRI, se realizaron 134 evaluaciones, la mayoría de las cuales (94) estaban encaminadas a calibrar la consistencia y la obtención de resultados.
En 2016, las prioridades estuvieron en el andamiaje institucional para el cumplimiento de los objetivos, por lo que 99 evaluaciones fueron de diseño, 19 de consistencia y resultados, y 10 de procesos.
En 2015, en cambio, las debilidades del gobierno estaban en el logro de metas, por lo que 118 de las 218 evaluaciones fueron de desempeño, 56 de diseño, 35 de consistencia, una estratégica y ocho de procesos.
La austeridad es el principal argumento que se esgrime para recortar el gasto en empresas especializadas en evaluación. Sin embargo, a diferencia del pasado, las dependencia de gobierno ya no cuentan con instrumentos que les permitan valorar resultados, aceitar procesos burocráticos o evitar desvíos de recursos.