Rompió récord como la audiencia más larga desde que se puso en marcha el ya no tan nuevo sistema de justicia penal acusatorio. Oficialmente eran las 11:20 de la mañana del miércoles cuando las puertas de la sala 1 de los juzgados del Reclusorio Sur se cerraron para comenzar la diligencia que de entrada se esperaba fuera “pa’ largo” como rumoran los reporteros antes de ingresar.
Antes de que el juez entrara, la tensión inundó la sala cuando la docena de abogados y abogadas que acompañaban a los cuatro imputados, así como los tres asesores jurídicos de Juan Collado desfilaron con paquetes, mochilas y hasta maletas repletas de documentos.
El temor de que la diligencia se prolongara escaló cuando por parte de la Fiscalía ingresó un hombre con una carretilla con tres cajas llenas de papeles.
“Aquí no se interrumpe a nadie y cada quien se hace responsable de lo que dice”, aclaró en un tono fuerte y seco el juez de control Delgadillo Padierna, cuando uno de los defensores señaló que el fiscal Manuel Granados leía “de corrido” al presentar su acusación.
Entre el acomodo de las partes y reporteros, el ir y venir de carpetas y expedientes, hojas de registros y demás tramites protocolarios que impone el asistir a una audiencia, fue hasta el mediodía cuando comenzó la formulación de imputación, es decir las acusaciones y pruebas por parte del Ministerio Público federal.
Se percibió así porque los fiscales ocuparon casi 11 horas, más del 43% de la duración total de la diligencia, en exponer, recalcar, repetir, para luego volver a señalar las acusaciones en contra de los juristas.
Los bostezos involuntarios de todos los presentes, incluyendo al propio juez aumentaron su frecuencia, al grado de que un abogado, a nombre de la mayoría, consultó la posibilidad de un breve receso, el cual fue de 10 minutos pasadas las 5 de la tarde, para finalmente rozar la medianoche cuando el juez concedió una hora para ‘comer algo y estirar las piernas’.
El debate y contra-debate entre las partes prosiguió toda la noche, prácticamente sin pausas ni recesos para que, finalmente, pasadas las 8 de la mañana el juez comenzará a deliberar.
A partir de las 10:08 se concluyó la prolongada audiencia en la que, si bien todos estaban agotados, los fiscales terminaron por salir de la sala con discreción y en silencio, mientras los abogados y sus defensores legales se abrazaron y aplaudieron; incluso ofrecieron entrevistas a las afueras del juzgado.