Este 2023 la economía de México ha podido sortear los obstáculos externos y todo apunta a un crecimiento robusto de al menos 3.5%, pero para el próximo año organismos como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional (FMI) o la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) coinciden en una importante desaceleración en nuestra economía, y los especialistas nacionales concuerdan en que la inflación estará muy presente en 2024.
En el sector económico el contexto internacional seguirá influyendo y mucho. Habrá más de 40 elecciones que podrán cambiar los equilibrios geopolíticos; por ahora hay dos guerras que están impactando sectores sustanciales y que podrán golpear aún más las finanzas mundiales; tensiones que están modificando las cadenas de suministros, y persisten los temores de enfermedades que puedan extenderse sin control por el mundo.
A todo esto hay que sumar las cambiantes condiciones climáticas, que están provocando una crisis alimentaria en diferentes partes del planeta, y en México las condiciones son muy preocupantes en cuanto a la producción de la tierra, incluso para el autoconsumo.
Además, los recursos disponibles del gobierno, para 2024, son muy limitados, por lo que urgiría una reforma fiscal que sería antipopular.
En este contexto, hay cinco aspectos clave para observar en los próximos nueve meses y que podrían ser riesgos, pero también oportunidades, para México: el nearshoring, la economía estadounidense, Pemex y los conflictos geopolíticos.
Lee también: El adiós a las mañaneras
Nearshoring
Los expertos en el tema sobre la llegada de inversión extranjera directa (IED) colocan como un problema grave para México la falta de infraestructura eléctrica, para que se instalen las empresas en el territorio, en especial en el sureste del país. Así que será el reto más inmediato y casi titánico para el gobierno, porque la relocalización de compañías indispensables para Estados Unidos buscarán los mejores territorios con beneficios fiscales, disponibilidad de mano de obra calificada, redes efectivas de servicios de energía y agua, principalmente.
Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) existe una depresión de 23% en lo que va del sexenio en lo referente a la generación, transmisión, distribución y comercialización de energía eléctrica, suministro de agua y de gas natural por ductos al consumidor final, un indicador que debe revertirse si se desea que México se quede con la IED que está buscando un lugar para instalarse, y que por ahora ha sido muy limitada en su llegada al país.
EU, economía crítica
La desaceleración económica que se avecina en Estados Unidos provocada por la Reserva Federal, al continuar con la contención de la inflación, puede generar un efecto recesivo, aunque Jerome Powell —presidente del banco central estadounidense— haya dicho que son muy bajas las probabilidades de ello, también aclaró que las “probabilidades siempre estarán ahí”.
El problema es que la Unión Americana es el combustible de la economía nacional, sin él México estaría en serios problemas con altos índices de desempleo. Así que, si en el país del norte suben aún más sus tasas de interés para detener las presiones inflacionarias, esto podría poner un freno a la demanda de bienes y servicios, como es el caso del sector inmobiliario que está viviendo una de sus peores crisis desde 2008-2011, lo que podría extenderse a otros sectores y dañar el trabajo y en consecuencia el gasto de los hogares que se enfocaría a menos productos. La estaca final se colocaría en las cadenas de valor mexicanas, que dependen en gran medida de la demanda estadounidense.
Pemex, las dudas
Un punto que no debe salirse del radar es el desempeño de Petróleos Mexicanos (Pemex), tanto financieramente como desde su producción, ya que el Banco de México lo ha catalogado como un riesgo para la estabilidad de las finanzas del país.
A pesar de que la gestión del presidente Andrés Manuel López Obrador logró detener el descenso en la producción, no ha podido elevarla considerablemente frente a los números de 2018. Las cifras de Pemex muestran apenas 2.3% más en la producción de crudo, a lo que se debe sumar que el oneroso gasto en la refinería de Dos Bocas, Tabasco, que aún no aporta un solo barril de combustible.
Geopolítica
Uno de los mayores riesgos a los que se ha enfrentado el mundo son los conflictos geopolíticos, de los que México no está excluido, pues comparte los daños colaterales. La guerra en Ucrania y las sanciones económicas a Rusia por parte de Occidente trajeron serios problemas que derivaron en alzas de más de 100 dólares en el barril de petróleo, así como un incremento desmedido en las materias primas, lo que
generó uno de los periodos más extensos de inflación de las últimos cuatro décadas.
Actualmente la guerra entre Israel y Gaza, que hasta ahora según el Banxico, sus efectos han sido limitados, pero que de prolongarse podría traer repercusiones en el panorama inflacionario, ya que involucraría al petróleo, y ese producto es transversal en el resto de los insumos.
Adicionalmente, las tensiones entre Estados Unidos y China también están provocando la reorientación de inversiones en varios países, y la ampliación de las fronteras de seguridad de los estadounidenses, por lo que México deberá definir el papel por jugar en lo económico y político, para ser en un aliado estratégico.
SIGUE LEYENDO |
Elecciones pacíficas y libres, primer gran reto de AMLO