La batalla por la Presidencia de la República de 2018 arrancó hace varios meses. Crecientemente nos encontramos con especulaciones acerca de quiénes serán los candidatos, si tienen los elementos para llegar a la recta final, si perdurará la viabilidad de los independientes y si las alianzas se concretarán. También observamos advertencias acerca de las opciones populistas – una de ellas proveniente directamente de Enrique Peña Nieto. El panorama político ha cambiado, y aunque aún faltan tres años para esa decisión, lo cierto es que las elecciones de 2015 nos demostraron que los votantes están dispuestos a apoyar opciones nuevas con tal de no seguir con malos gobiernos.
Adicionalmente, hoy por hoy, observamos la conjunción de diferentes fenómenos que nos indican que las elecciones de 2018 pueden ser totalmente distintas a lo que hemos visto antes. En primer lugar, el desgaste del Presidente y su gobierno y la falta de resultados concretos. En segundo lugar, la incapacidad del PAN de diferenciarse del PRI, tanto en propuestas como en acciones. En tercer lugar, un PRD cuya agenda ha sido minada por sus propios errores y que ahora se ha visto reducido ante la presencia de Morena. Finalmente, la pérdida de sustento a argumentos sobre candidatos que pudieran representar un peligro para México.
Es decir, el desgaste y ausencia de alternativas por parte de los partidos tradicionales ha hecho viables a las opciones fuera de ese sistema, desde la figura de López Obrador, hasta los partidos antes considerados pequeños y las candidaturas independientes. Como consecuencia, si el gobierno continúa sin producir resultados principalmente en temas económicos y de seguridad, y si la corrupción perdura en el imaginario colectivo, en el 2018 nos vamos a enfrentar a una elección inédita entre los partidos del sistema y las opciones anti sistema. Y en esta ocasión tanto el PAN como el PRD, junto con el PRI y el Verde, formarán parte de ese sistema que se ha agotado por promesas incumplidas, corrupción desmedida y la ruptura del vínculo con la ciudadanía. Y, efectivamente, López Obrador, Movimiento Ciudadano y los candidatos independientes serán parte del grupo de opciones anti sistema que ofrecen acabar con eso y que ya no pueden ser considerados alternativas riesgosas ante los malos gobiernos que el país ha sufrido.
A la fecha existen diversas encuestas publicadas para medir el arranque de la carrera. Estas mediciones nos vislumbran un escenario complejo, tanto por las distintas alternativas que se presentarán ante el votante, como por el efecto que pueden tener los candidatos y las posibles alianzas a las que puedan representar. En términos de las opciones anti sistema, por un lado observamos encuestas como la de Reforma y Varela y Asociados que presentan ventaja considerable de López Obrador ante distintos escenarios.
En la encuesta de Reforma el margen de victoria de López Obrador oscila entre los 9 y los 14 puntos porcentuales sobre su más cercano competidor. En tres escenarios Margarita Zavala quedaría en segundo lugar, en dos de ellos como independiente porque los votantes del PAN se dividirían y algunos optarían por la alternativa albiazul mientras que la ex primera dama captaría a votantes nuevos. En dos escenarios el segundo lugar lo ocupa Osorio Chong como abanderado del PRI-PVEM. En un escenario con dos independientes – Margarita Zavala y Miguel Ángel Mancera – López Obrador logra el máximo margen de victoria por la fragmentación de votos tanto en la derecha como en la izquierda y por la alternativa presentado por el PAN – Rafael Moreno Valle. Por último, en esta encuesta también observamos que la alianza de la izquierda podría asegurar una mayor ventaja para López Obrador.
En la encuesta de Varela y Asociados, en cambio, la ventaja del político tabasqueño se encuentra en un rango de entre 10 y 16 puntos porcentuales sobre el candidato de PRI, que siempre obtiene el segundo lugar. La distancia más corta la logra el Secretaria de Gobernación mientras que Moreno Valle por el PAN y Mancera por el PRD mantienen la misma intención de voto en todos los escenarios. El único cambio se da si Movimiento Ciudadano presentara a un candidato (en este caso Marcelo Ebrard) ya que una buena parte de sus votos vendrían de Morena, y otros tantos de votantes más desencantados.
Por oro lado, tenemos encuestas como la de Buendía y Laredo que presentan una ventaja más moderada del fundador de Morena en algunos escenarios y exhiben la fortaleza del PRI-PVEM particularmente con la candidatura de Osorio Chong. En esta encuesta podemos observar los efectos de candidatos y de contar con una multiplicidad de opciones. Por ejemplo, ante candidatos más débiles, como Luis Videgaray o Eruviel Ávila por el PRI-PVEM y Gustavo Madero o Rafael Moreno Valle por el PAN, la ventaja de López Obrador se amplía. Por el contrario, ante la presencia de Margarita Zavala por el PAN y Miguel Ángel Osorio por el PRI-PVEM observaríamos una contienda de tres. En esta medición observamos algo similar a la de Reforma con una alianza de la izquierda que incluya al PRD.
Finalmente, está la encuesta de Mitofsky en donde el PRI parece competir directamente contra López Obrador y, en diversos escenarios, superarlo especialmente con la candidatura de Osorio Chong. Aquí, la alternativa de ‘El Bronco’ como independiente restaría votos a la izquierda minando a AMLO. Por su parte, no se observa gran diferencia entre los candidatos del PAN, solamente una ventaja pequeña de Margarita Zavala sobre Moreno Valle. Por último, Mancera agregaría poco al voto en boleta del PRD dejándolo en cuarto lugar en todas las ocasiones. Obviamente, estos escenarios evolucionarán en los próximos años. Sin embargo, es importante concluir tres cosas. Por un lado, la opción anti sistema seguirá fortaleciéndose a medida que el PAN y el PRD sigan sin diferenciarse de una clase política corrupta y de malos gobiernos y que Enrique Peña Nieto y su gobierno sigan sin producir resultados. En segundo lugar, las candidaturas independientes pueden perjudicar a cualquier partido, tanto de la derecha como de la izquierda. En tercer lugar, las distintas permutaciones de alianzas y candidatos nos pueden llevar a un escenario de gran fragmentación en donde podemos tener un presidente que resulte electo con menos del 30% del voto y un margen de victoria muy pequeño.
@lorena_becerra