Actualmente, 20 de los 35 signos vitales del planeta no sólo se han rebasado sino que están en extremos inesperados. Tan sólo en este año, “olas de calor excepcionales han arrasado el mundo, provocando temperaturas récord… con temperaturas de la superficie del mar global y del Atlántico norte batiendo récords y niveles bajos sin precedentes de hielo marino que rodean la Antártida”, señala el Informe sobre el estado del clima 2023: entrando en territorio inexplorado.
El informe se publica hoy en la revista BioScience con motivo del Día Internacional Contra el Cambio Climático, y hoy también se cuentan 223 días consecutivos (o siete meses y nueve días) en que las temperaturas de la superficie del mar a nivel global han estado por encima de cualquier registro previo y alcanzado niveles récord de todos los tiempos, señala el climatólogo Leon Simmons, quien es coautor del Informe.
Además, este año, los incendios forestales en Canadá han liberado más de 1 gigatonelada de dióxido de carbono a la atmósfera, cifra superior a las emisiones totales de gases de efecto invernadero de Canadá en 2021; además, ha habido 38 días con temperaturas medias globales de más de 1.5 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales.
Además, en términos absolutos, el período de junio a agosto de este año fue el más cálido jamás registrado y, a principios de julio, fuimos testigos, posiblemente, de la temperatura más cálida en la Tierra en los últimos 100 mil años. Esta es una señal de que estamos empujando a nuestros sistemas planetarios hacia una “peligrosa inestabilidad”, consideran los autores del informe.
“La vida en el planeta Tierra está bajo asedio” y “ahora nos encontramos en un territorio inexplorado”, señalan los autores encabezados por William Ripple, de la Oregon State University.
Añaden que si no se actúa rápidamente, más de la mitad de la población mundial podría quedar “confinada más allá de la región habitable” de la Tierra, sujeta a un calor mortal, una disponibilidad limitada de alimentos y una mortalidad elevada.
Para evitar este escenario, los autores instan a que se adopten diversas políticas públicas; por ejemplo, transitar hacia una economía que priorice la satisfacción de las necesidades básicas de todas las personas en lugar de apoyar el consumo extremo de los ricos y la eliminación gradual de los subsidios a los combustibles fósiles y la eliminación de la quema de carbón.
También proponen un mayor apoyo a la educación y los derechos de las mujeres y las niñas, lo que puede mejorar los niveles de vida y reducir las tasas de fertilidad; adoptar dietas basadas en plantas y una mayor protección de los bosques.
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