Creo que es importante informar un poco más del proceso que protagonizan periodistas de Quintana Roo y rompen algunas inercias de varios círculos viciosos y perversos que domeñan y lastiman al ejercicio del periodismo profesional en todo el país. Sus acciones, su táctica, sus avances y sus errores podrían servir como ejemplos. Su objetivo central, pero no único, es lograr una ley de protección.
PRIMERO LOS ACTORES
Hace pocos meses que colegas de Chetumal y Felipe Carrillo Puerto comenzaron a reunirse preocupados por agravios y maltratos tanto de políticos como laborales. Decidieron crear una Asociación Civil para profesionalizar y defender su actividad. Le llamaron Periodistas del Caribe. La preside el reportero Javier Chávez y el vicepresidente es Felipe Hernández.
Unos meses después en mayo de 2015, un grupo de colegas de Cancún, preocupadas por agresiones a varias reporteras siguió el ejemplo y fundó la Asociación de Mujeres Periodistas de Quintana Roo. Su presidenta es Zuleika Cáceres.
Promotores de ambos organismos platicaron para tratar de coordinar acciones conjuntas. Se les unió una asociación activa más enfocada a la capacitación: Asociación de Periodistas Mirada Interactiva que dirige Antonio Cabello.
En el contexto de los últimos meses en Quintana Roo hubo hechos que han sido noticias nacionales: las confrontaciones entre la revista Luces del Siglo con el gobierno del estado, el encarcelamiento injusto del activista y bloguero Pedro Canché que trascendió por la adopción y difusión internacional que hizo de su caso la organización Artículo 19. Más soterrados y añejos han sido los agravios y amenazas a otros periodistas hombres y mujeres tanto de particulares, la delincuencia organizada, gobernantes, organizaciones sociales y hasta dirigentes de partidos. Aparte se registran no pocos abusos e injusticias de empresarios de los medios contra sus periodistas empleados. Estos climas no son muy diferentes en otras entidades.
Entre los periodistas veteranos del estado que destacan por ser dinámicos en favor de su gremio, este reportero sabe bien de Graciela Machuca Martínez, directora de la revista impresa y digital Maya sin Fronteras, Desde hace más de 20 años es parte de una red nacional de mujeres periodistas con la periodista Sara Lovera; la conocí en 2011 en Cancún para hacerle una evaluación de riesgo por amenazas. En diciembre de 2011, junto al también reportero veterano Raymundo Martín Gómez y otros, iniciaron un proceso para crear una ley de protección al periodismo de la entidad. Ella aceptó ser Enlace de la Casa de los Derechos de Periodistas (CDP) con colegas del estado; como tal promovió al menos 3 talleres de autoprotección y de actualización, prosiguió promoviendo la posible ley con colegas, legisladores y en otros ámbitos políticos; a ella la buscan colegas para que sea mediadora o apoya sin petición a quienes padecen amenazas o conflictos; lo ha hecho para Luces del Siglo, para Pedro Canché y algunos corresponsales, eso me consta. Graciela, por su activismo como periodista la reconocen como interlocutora sus colegas y también políticos de los tres poderes de gobierno y partidos. Ha sido la promotora principal de la unidad de sus pares. Como ella, hay colegas así en todos los estados.
EL MOMENTO
Estos actores y otros acordaron varias acciones conjuntas y trabajaron en ellas. Resolvieron convocar a un acto abierto en Cancún; invitar a colegas de otras entidades, a los medios de prensa, al gobernador, al Congreso del estado, al presidente municipal y otras personalidades. Sus objetivos formales fueron: presentar públicamente a las tres organizaciones, entregar su versión más acabada del proyecto de ley de protección integral para personas defensoras de los derechos humanos y periodistas, proponer a los dos poderes el proyecto de ley y la restauración del premio estatal de periodismo Ernestina Mac Donald, la reportera decana en la entidad.
Con ese diseño, el acto se realizó el miércoles 24 de junio. El salón, para unas 200 personas se llenó, hubo presencia de dirigentes de organismos no gubernamentales pero mayoritariamente periodistas. Sorprendieron las integrantes de la asociación de mujeres, todas vestidas de blanco con pañoleta azul caribe y muchas más que las fundadoras originales; otra presencia trascendente fue de Yoisi Moguel de Yucatán, Sara Estela Tamés de Campeche, Candelaria Rodríguez de Chiapas, Patricia Hernández Goñi de Tabasco, Soledad Jarquín de Oaxaca, Dora Villalobos de Chihuahua, Judith Calderón Gómez, del Distrito federal, presidenta de la CDP. Todas destacadas en sus entidades no sólo como periodistas sino también como defensoras de la equidad de género. También estuvimos, Daniel Robles periodista consultor de Derechos Humanos y este reportero que ha brindado asesoría gratuita a Graciela Machuca y otros periodistas durante estos tres años, algunos por agravios pero especialmente para su proyecto de ley.
En general, el acto alcanzó los objetivos. El gobernador recibió el proyecto, informó que con acuerdo del Congreso se harían dos foros para que otros periodistas y más personas interesadas la discutieran, tomó la protesta a las integrantes de la asociación de mujeres periodistas. También hablaron a la concurrencia el alcalde Paul Carrillo y los representantes de los organismos. Graciela no habló y se sentó abajo, con sus colegas.
Las repercusiones en medios de prensa, en general le dieron la importancia prevista al acto y al sujeto principal o sea las y los periodistas. A mi juicio la mejor nota en prensa fue de la colega corresponsal de El Universal, Adriana Varillas, que en poco espacio informó sin filias ni fobias, ni comentarios personales, ubicó bien el acto, sus significados, su contexto y al protagonista de la acción: “Un trìo de organizaciones de periodistas entregó al gobernador del estado su propuesta de ley…”
En contraste, aunque reprodujo el boletín de gobierno, el periódico digital, noticaribe, dio como entrada de la nota informativa lo siguiente:
“Arropado por tres asociaciones de comunicadores, el Gobernador de Quintana Roo, Roberto Borge, dio este miércoles un paso más para sacar adelante una polémica iniciativa de ley para, supuestamente, garantizar la protección de periodistas en el estado, donde precisamente bajo su administración se han registrado varios sonados casos de amenazas, persecución y hostigamiento de reporteros críticos y medios independientes en el que están involucrados él mismo, así como varios de sus colaboradores”. (Los subrayados son míos).
LO QUE PONDERO
En un solo acto, decenas de colegas mostraron que ya se hizo colectiva la decisión de incorporarse a organizaciones profesionalizadoras (ahora son tres); voluntad para que estas actúen juntas en lo que coinciden; promover una ley de protección integral para su ejercicio; promover mejores prácticas profesionales con la instauración de un premio estatal; y romper el aislamiento al vincularse de inmediato con periodistas de otras entidades y otras organizaciones solidarias.
Las y los dirigentes de las organizaciones promotoras eligieron la táctica de lograr fortalezas como interlocutores para avanzar en otros objetivos: no se conformaron con la desunión que facilita agresiones. Su vía rebasa al individualismo crónico y a la práctica de las quejas sistemáticas que aunque justas poco se atienden y que además atizan la confrontación que normalmente ganan quienes detentan el poder económico o político o se imponen con violencia.
Los protagonistas principales saben que el proyecto de ley está encaminado reconocer al periodismo como de interés público y por tanto los gobernantes tienen que proteger frente a agresiones, amenazas y otros riesgos; que la protección alcanzará a personas defensoras de los derechos humanos (activistas como Pedro Canché); que se les reconocerán derechos a los periodistas profesionales, se promoverá su actualización continua y se les tutelara en sus derechos laborales y sociales.
Por todo esto digo sin ambages que el acto fue para beneficio mutuo de políticos y periodistas. Su significancia mayor fue mostrar que la política es el arte de llegar a acuerdos. Si el proceso continúa en esa ruta habrá ley, pero estas tres organizaciones de periodistas, y seguramente otras, serán más fuertes, más activas y solidarias entre sí para defender y desarrollar más a su profesión, a veces incluso de otros periodistas que no toleran formas y vías diferentes a las suyas.
Como en otras entidades, si lo aceptan, seguiremos acompañando con asesoría y mediación a nuestros colegas de Quintana Roo, porque estos esfuerzos, para que fructifiquen, tienen que ser permanentes.