Los estrategas de Ivonne Álvarez, candidata del PRI a la gubernatura de Nuevo León, difundieron durante más de dos semanas consecutivas todo tipo de videos, grabaciones y acusaciones contra el candidato independiente, Jaime Rodríguez, mejor conocido como El Bronco. Lo primero que le echaron en cara es que durante 30 años fue priista; no prendió. Después lo acusaron de haber escriturado terrenos que nunca declaró; tampoco. Más adelante difundieron un video donde su esposa respaldaba al PRI; menos. Finalmente llegaron a la conclusión de que la guerra sucia no iba a funcionar para levantar a Álvarez y salvar la elección. La decisión fue iniciar una guerra sucia ¡contra el gobernador priista Rodrigo Medina!
La elección para gobernador en Nuevo León ha incorporado variables sin precedentes en las campañas, pero esta es la más sorprendente. La decisión de romper con el gobernador se dio en la ciudad de México ante el desgaste de Álvarez que provocó que su campaña –manejada por Medina- no despertara más entusiasmo y sus números de preferencia electoral llegaran a un tope. Optaron, por tanto, cortar la pierna con gangrena. Junto con ello fue la campaña del periódico El Norte, que tiene la hegemonía mediática en el estado y que parece tener como objetivo que vaya a la cárcel.
Por instrucciones desde el centro se acordó con Medina que Álvarez se deslindaría de él, y que su esta ruptura pactada sería difundida en El Noticiero de Televisa el 15 de mayo. Aunque el gobernador no estaba muy contento con ello, según fuentes que conocen de ese episodio, se concluyó que sería lo mejor. Lo que no sabía Medina es cuál sería la profundidad del deslinde y el spin mediático que se daría en El Noticiero. Lo hundieron y sacrificaron, por lo que estalló en cólera, según describieron las fuentes su reacción.
Ese día 15 por la mañana, Álvarez afirmó que de ser electa, no permitiría ninguna irregularidad, y que si alguien en el pasado había cometido un ilícito, sería castigado. “Por eso anuncio que es mi determinación que la Fiscalía investigará los casos de presunta corrupción de mi gobierno y de los gobiernos anteriores, incluyendo los gobiernos municipales”, dijo. “Y que quede muy claro. No cubriré a nadie de mi gobierno ni de los gobiernos anteriores que estén involucrados en actos de corrupción, sin importar jerarquías o relevancia política”.
Si el deslinde tan directo de Medina y su familia causó indignación en el gobernador, por la noche vendría lo peor. En el noticiero estelar de Televisa, conforme a lo diseñado por la campaña de Álvarez y las instrucciones desde la ciudad de México para revertir la tendencia frustrante de la candidata, el conductor Joaquín López Dóriga se refirió al deslinde y retomó la advertencia de que en su gobierno no habría “ni hermanos incómodos ni padres incómodos”. La candidata nunca habló directamente del gobernador o mencionó el nombre de su padre y hermano, pero López Dóriga dijo que la referencia era “un retrato hablado” de la familia Medina. Para que no quedara duda, retomó investigaciones periodísticas para detallar las propiedades de los Medina y las críticas por su bonanza inmobiliaria.
En un reportaje de cuatro minutos a sus poco más de 5 millones de televidentes, López Dóriga les presentó fragmentos de videos que circulan en las redes sociales –algo sumamente extraño ante los códigos ortodoxos bajo los cuales se maneja editorialmente El Noticiero-, donde al hablar del gobernador, su familia y sus propiedades, reproduce las ideas fuerza de esas grabaciones, que dicen cosas como “¿de dónde salieron tantos millones a’pa Medina?”, o incuban alusiones directas como “residencias de lujo de 400 mil dólares”, o genéricas igualmente ponzoñosas como “la riqueza inexplicable” y “lavado de dinero”. Corrupto fue el mensaje, para que no quede duda del sacrificio.
El último esfuerzo para revertir la caída de Álvarez se había consumado, y se corregía la paradoja de hace unos 10 meses, cuando alertaron al presidente Peña Nieto sobre lo que empezaba a conformarse como un movimiento en redes sociales. Era El Bronco, a quien en ese momento, Peña Nieto descalificó y no le dio posibilidad que alcanzara la candidatura. Pero al cuajar como candidato independiente, fue acogido por los estrategas priistas, que a través de sus propagandistas lo impulsaron en las redes sociales. El monstruo, empero, creció.
Rodríguez subió en las encuestas de preferencia electoral más de lo que calculaban y metió en problemas a Álvarez y puso en riesgo su triunfo. “Mientras El Bronco no pasara del 20% de preferencias electorales, le ayudaba al PRI, porque eran votos robados al PAN y otros partidos menores”, explicó Francisco Abundis, director asociado de Parametría. “Pero si llegaba a pasar del 20%, al único que le podía robar votos era al PRI”.
En los diagnósticos internos del gobierno se observó que la campaña priista había sido equívoca y que sus adversarios habían encontrado en las sospechas de corrupción del gobernador y su familia, la mejor estrategia para seguirla minando. Para qué golpear al empleado; mejor al dueño de la tienda. ¿A qué costo? A la traición de un viejo amigo que no frenó la voracidad de su familia. Nuevo León es más importante para Los Pinos que perder su cariño; menos costoso que perder la elección. Si ganar implica el sacrificio de Medina, qué se hunda entonces el gobernador y su familia. Faltaba más.
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